Chile se enfrenta a un dilema crucial en el financiamiento de su ecosistema de investigación y desarrollo. Por un lado, existe la necesidad apremiante de apoyar a los jóvenes investigadores y nuevos proyectos innovadores que pueden aportar frescura y renovación temática. Pero por otro, no podemos descuidar el invaluable capital institucional y de conocimiento acumulado en los centros de investigación maduros y de alto rendimiento, cuya continuidad es fundamental para el desarrollo científico-tecnológico sostenible del país.
El problema radica en que el presupuesto destinado a I+D+i se ha mantenido prácticamente estancado en torno al 0,35% del PIB durante años, mientras el número de investigadores jóvenes que requieren financiamiento sigue aumentando. Esto se traduce en bajas tasas de aprobación de proyectos y centros, generando una gran frustración.
Evaluando el Impacto y la Relevancia de los Centros Consolidados
Una solución posible sería priorizar el apoyo a los nuevos proyectos en detrimento de los centros existentes. Pero esto sería un error estratégico. Esos centros con trayectorias de 10 a 20 años han demostrado su productividad, su capacidad de generar capital humano avanzado, formar equipos sólidos y desarrollar conocimiento experto en áreas multidisciplinarias. Todo esto constituye un capital invaluable para el desarrollo científico-tecnológico de Chile.
Por lo tanto, es fundamental evaluar cuidadosamente la continuidad de estos centros consolidados, analizando su impacto real y la relevancia futura de su investigación. Para ello, se debe aprovechar el proceso de evaluación periódica por paneles de expertos internacionales al que se someten todos los centros. Estos paneles pueden determinar cuáles han cumplido con las metas propuestas y cuáles siguen siendo estratégicos para el país.
Diseñando Bases de Financiamiento Justas
Otro aspecto clave es mejorar el diseño de las bases de financiamiento, que actualmente no distinguen adecuadamente entre centros maduros y propuestas nuevas. Es más sensato evaluar estas propuestas por separado, con criterios y presupuestos diferenciados, para evitar comparaciones injustas.
Además, es necesario revisar ciertos criterios de evaluación que pueden resultar problemáticos, como aquel que elimina una propuesta completa si un solo evaluador le asigna una baja nota, independientemente de las otras calificaciones. Esto supone una infalibilidad del experto evaluador que puede inducir riesgos innecesarios. Una evaluación más amplia y consensuada por el panel sería más apropiada.
Construyendo un Ecosistema de I+D+i Maduro y Competitivo
En resumen, Chile enfrenta el desafío de equilibrar el apoyo a nuevos proyectos innovadores y la preservación de los centros de investigación consolidados, que representan un capital invaluable para el desarrollo científico-tecnológico del país. Para lograrlo, es crucial:
- Evaluar cuidadosamente la continuidad de los centros maduros, analizando su impacto y relevancia futura.
- Diseñar bases de financiamiento que distingan adecuadamente entre propuestas nuevas y centros consolidados.
- Revisar los criterios de evaluación para evitar sesgos y riesgos innecesarios.
- Construir un ecosistema de I+D+i maduro y competitivo a nivel mundial.
Solo así podremos asegurar que Chile cuente con el sólido y diverso tejido de investigación que necesita para impulsar su desarrollo sostenible a largo plazo.