El Gobierno ha salido en defensa de la dieta que reciben los expresidentes de la República, en medio de un intenso debate sobre posibles reformas a este sistema de asignaciones.
Actualmente, la Constitución establece que los exmandatarios reciben mensualmente una dieta parlamentaria que supera los 7 millones de pesos, además de otros gastos como traslado y funcionamiento de oficinas. Sin embargo, diversos proyectos han surgido con el objetivo de modificar o eliminar estos beneficios.
Argumentos del Gobierno
El ministro del Interior, Álvaro Elizalde, señaló que «por la dignidad del cargo», los expresidentes necesitan contar con una dieta posterior. Además, argumentó que «los países que tienen democracia de alto estándar establecen alguna forma de dieta para evitar, por ejemplo, que ha ocurrido en otros países que no lo tienen, que exjefes de Estado terminen de lobbistas, o con evidentes conflictos de interés».
Elizalde reconoció que «siempre se puede perfeccionar el marco regulatorio que existe en la materia», pero recalcó que no se deben «olvidarse de los principios inspiradores de por qué se avanzó en esta norma».
Propuestas de Reforma
Entre las iniciativas que se manejan, se encuentra la propuesta que impone un mínimo de edad de 65 años para que los expresidentes puedan percibir la pensión vitalicia. De aprobarse, esto afectaría al actual presidente, Gabriel Boric, quien no cumpliría con este requisito.
Otras ideas incluyen la reducción del monto de la dieta o la eliminación de los gastos de traslado y funcionamiento de oficinas. Estas propuestas buscan encontrar un equilibrio entre la dignidad del cargo y la responsabilidad fiscal.
Llamado al Análisis Integral
Ante este debate, el Congreso ha invitado a los expresidentes a participar en el análisis de los proyectos que buscan modificar sus beneficios. Sin embargo, la exmandataria Michelle Bachelet no podría asistir, ya que actualmente reside en el extranjero.
El Gobierno ha hecho un llamado a analizar el tema de manera integral, sin dejarse llevar por «la coyuntura» y manteniendo los «principios inspiradores» que dieron origen a estas asignaciones. El desafío será encontrar un punto de equilibrio que satisfaga tanto las necesidades de los expresidentes como las expectativas de la ciudadanía.