La región de Los Lagos se ha visto duramente golpeada por una ola polar que ha dejado a cientos de personas sin acceso al agua potable. Más de 24 horas con medidores reventados y cañerías congeladas han sido la realidad para muchos habitantes de Puerto Montt, Osorno y Puerto Varas.
En Puerto Montt, alrededor de 600 hogares se han visto afectados por los 8.1 grados bajo cero que destruyeron los artefactos de medición y distribución de agua. Suralis reportó 564 incidencias entre el sector urbano de Puerto Montt y Alerce, mientras que Aguas San Pedro registró cerca de 100 casos. El alcalde de Puerto Montt, Rodrigo Wainraihgt, aseguró que múltiples cuadrillas están trabajando para reemplazar los medidores dañados, lo que toma aproximadamente 5 minutos por vivienda.
En Osorno, la situación no es menos complicada, con cerca de mil medidores afectados. Dante Muzzio, gerente de Clientes y Asuntos Externos, explicó la complejidad que enfrentan para restablecer el servicio a los clientes.
Cañerías Reventadas en Puerto Varas
Mientras tanto, en Puerto Varas, si bien hubo más de 50 medidores destruidos, la principal preocupación se centró en las cañerías reventadas de las viviendas de emergencia construidas tras el tornado del 25 de mayo. El alcalde de Puerto Varas, Tomás Gárate, señaló que están coordinando soluciones con las empresas constructoras.
Tanto Suralis como Aguas San Pedro han comunicado que realizarán el cambio de medidores de agua de manera gratuita y no cobrarán por el agua perdida durante esta contingencia. Sin embargo, algunos clientes aún esperan que se resuelvan sus problemas, lo que en algunos casos podría extenderse hasta este jueves.
Prioridad en la Solución
Las empresas de agua han señalado que están priorizando la atención según la gravedad del daño ocasionado por la ola polar. Esto significa que algunos clientes podrían pasar más de 48 horas sin suministro, pero las compañías están trabajando arduamente para restablecer el servicio lo antes posible.
Esta situación evidencia la importancia de contar con una infraestructura resiliente ante los desafíos climáticos que enfrentan las regiones del sur de Chile. Las autoridades y las empresas de servicios públicos deberán evaluar cómo mejorar la preparación y respuesta ante eventos extremos como este, para garantizar el acceso al agua potable, un recurso vital para la población.