La Agencia Espacial Europea (ESA) acaba de revelar los impresionantes resultados de su misión Proba-3, que ha logrado crear el primer eclipse solar total artificial de la historia. Utilizando un par de naves espaciales que vuelan en perfecta formación, Proba-3 ha demostrado el potencial de las tecnologías de vuelo coordinado, al mismo tiempo que ha proporcionado datos científicos invaluables para mejorar nuestra comprensión del Sol y su enigmática atmósfera.
En marzo de este año, las dos naves espaciales, Coronagraph y Occulter, volaron a tan solo 150 metros de distancia durante varias horas, manteniendo su posición relativa con una precisión de un solo milímetro. Esta hazaña tecnológica les permitió alinearse con el Sol de tal manera que el disco de 1,4 metros de la nave Occulter cubriera el disco brillante del astro, proyectando una sombra de 8 cm de diámetro sobre el instrumento óptico ASPIICS de la nave Coronagraph.
Observando la Corona Solar
Cuando la apertura de 5 cm de ASPIICS queda cubierta por esta sombra artificial, el instrumento puede captar imágenes de la corona solar sin la interrupción de la brillante luz solar. Esto es crucial para revelar el viento solar, el flujo continuo de materia del Sol hacia el espacio exterior, y para comprender el funcionamiento de las eyecciones de masa coronal (CME), explosiones de partículas emitidas por el Sol que pueden crear impresionantes auroras y representar serias amenazas para la tecnología moderna.
Según Andrei Zhukov, investigador principal de ASPIICS en el Real Observatorio de Bélgica, «Nuestras imágenes de ‘eclipse artificial’ son comparables a las tomadas durante un eclipse natural, pero con la ventaja de que podemos crear nuestro eclipse una vez cada órbita de 19,6 horas, mientras que los eclipses solares totales solo ocurren de forma natural una vez al año, y muy raramente dos. Además, los eclipses totales naturales solo duran unos minutos, mientras que Proba-3 puede mantener su eclipse artificial hasta seis horas».
Revelando los Misterios de la Corona Solar
La corona solar, que alcanza temperaturas superiores al millón de grados Celsius, mucho más calientes que la superficie que la cubre, ha sido un misterio recurrente en la comunidad científica. El instrumento ASPIICS de Proba-3 aborda este enigma estudiando la corona muy cerca de la superficie solar, y puede observar con mayor detalle, detectando características más tenues que los coronógrafos tradicionales gracias a una drástica reducción de la cantidad de luz dispersa que llega al detector.
Las impresionantes imágenes coronales resultantes de las primeras rondas de observaciones de ASPIICS ofrecen un vistazo a los valiosos datos que podemos esperar de esta misión pionera, capaz de crear eclipses solares artificiales y revolucionar nuestra comprensión del Sol y su atmósfera.