Chile se ha convertido en el protagonista indiscutible del área de industria en el Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG), celebrado del 6 al 14 de junio. El país logró nada menos que 18 premios para sus películas, series y proyectos en desarrollo, consolidándose como una potencia creativa dentro del cine iberoamericano emergente.
Estos 18 importantes premios vienen a confirmar que hay mucho talento en el cine chileno y que sus directores y productores no solo tienen historias urgentes que contar, sino que también saben tejer alianzas y aprovechar espacios de formación como el FICG, según afirma Alexandra Galvis, codirectora de CinemaChile.
Obras Ganadoras
Las grandes ganadoras de esta edición fueron Zara Monardes y Catalina Águila, directora y productora del largometraje de ficción Tierras Niñas, aún en desarrollo. Esta película se llevó 6 premios, desde corrección de color y mezcla de sonido, hasta diseño gráfico, créditos, póster, tráiler y sitio web.
Otra producción chilena premiada fue la serie El Salar de Kenchikka, que mezcla documental y ciencia ficción para explorar las culturas originarias del altiplano y su vínculo con el litio. Fue reconocida en la sección Episodio 0, dedicada a series en etapa de desarrollo, obteniendo 3 premios en posproducción de imagen, sonido y catering.
Coproducciones Chilenas
La industria en Guadalajara también premió a dos coproducciones chilenas. En el Talent Project Market, el documental Home Boys, que sigue a un chicano deportado de Los Ángeles a México, ganó 3 premios en talleres, asesorías de sonido y distribución, y renta de equipo.
Finalmente, el largometraje Primero Tomamos Anillaco, coproducción entre Argentina, Brasil y Chile, fue premiado 4 veces en el Encuentro de Coproducción del FICG, recibiendo servicios técnicos, coproducción, asesoría legal o de ventas, y acceso a laboratorios.
Presencia en Competencia Oficial
Chile también aterriza con fuerza en la 40° edición del FICG, con 8 películas en competencia oficial, consolidando su identidad diversa y profundamente humana. Desde la evocación de una adolescencia quebrada por el fin de la dictadura, hasta la epopeya migrante en el Altiplano, las historias chilenas cautivan al público y la crítica.
Sin duda, estos 18 premios demuestran que el cine chileno está viviendo un momento de esplendor, con directores y productores que no solo cuentan historias urgentes, sino que también saben aprovechar los espacios de formación y colaboración a nivel internacional. Chile se ha consolidado como una potencia creativa dentro del cine iberoamericano.