La madre de Francisco Albornoz, el joven de 21 años encontrado muerto en la ribera del río Tinguiririca en la región de O’Higgins, reaccionó con indignación tras conocer la declaración del médico ecuatoriano, uno de los dos imputados por el homicidio de su hijo.
Jacqueline, la madre de Francisco, calificó la versión del médico Christian González como «un plan muy macabro». Tanto él como el chef José Miguel Baeza (alias «Kai») se encuentran en prisión preventiva por el delito de homicidio simple, aunque la Fiscalía sostiene que se trató de un homicidio calificado.
«Ellos dicen que estaban choqueados, no, una mente así choqueda no hace eso, solamente una mente enferma», expresó Jacqueline en diálogo con 24 Horas. Según la declaración del médico, Francisco habría sufrido convulsiones y él habría intentado reanimarlo durante 20 a 30 minutos sin éxito. Luego, el chef imputado le habría dicho que «había que ocultar el cuerpo».
«El doctor, se supone que él está para salvar vidas, y en su declaración, él (Christian) dice que él (Francisco) empezó a convulsionar; pero si él no podía ayudarlo con la reanimación, por qué no llamó a Carabineros o a la ambulancia, siendo médico», cuestionó Jacqueline.
La hipótesis de un «plan» también es la que maneja la Fiscalía. Así lo señaló la fiscal Rossana Folli durante la audiencia de formalización, tras descartar una muerte por intoxicación y confirmar que se produjo por un «traumatismo encéfalo craneano», producto de golpes en la cabeza.
La familia y los cercanos del joven técnico en farmacia han comunicado que contratarán abogados particulares para buscar justicia ante su desaparición y brutal muerte. «No me van a devolver al Francisco, ellos no me lo van a devolver. Pero sí se va a hacer justicia por todo lo que le hicieron, porque Francisco no sabía con lo que se iba a encontrar», dijo Jacqueline.
«Yo a él le decía que era el hijo de mi corazón. Todo el mundo sabe que él era el hijo de mi corazón…me quitaron la mitad de mi corazón», concluyó la madre de Francisco Albornoz.
