En una victoria sorprendente para los emprendedores locales, el dueño de la pyme vegana chilena «V Vegan Meat I’m Lovin’them», Felipe Vargas, ha logrado ganar una batalla legal contra el todopoderoso McDonald’s. Todo comenzó en 2021, cuando Vargas intentó registrar su marca y se encontró con la oposición de la multinacional estadounidense, que alegaba que la frase «I’m Lovin’ Them» podría confundir a los consumidores con su propio eslogan «I’m Lovin’ It».
Sin embargo, tras un arduo proceso legal que se extendió por cuatro años, los tribunales de propiedad intelectual chilenos fallaron a favor del emprendedor. Según los expertos, la marca de Vargas logró conformar «unidades marcarias independientes y fácilmente reconocibles», gracias a elementos como el diseño, los colores y el uso del término «V Vegan Meat», que le otorgaron un «sello propio» distintivo.
Una Batalla David contra Goliat
Para Vargas, esta victoria representa mucho más que un simple triunfo legal. «Es la validación de nuestro trabajo, de nuestra identidad como pyme, y de la convicción de haber hecho las cosas correctamente desde el principio», afirmó. La lucha contra una multinacional del calibre de McDonald’s no fue fácil, ya que la empresa «tiene una ventaja en cuanto a los recursos y muchas veces juega al desgaste».
Sin embargo, Vargas se mantuvo firme, apoyado por un abogado experto. «Hubo mucha convicción, y un profundo compromiso de responsabilidad, ya que si ganaba, marcaría un precedente para las Pymes chilenas y los derechos de propiedad intelectual nacional», explicó. Y así fue, su victoria se convierte en un hito para los emprendedores locales que buscan proteger sus marcas.
Un Consejo para Otros Emprendedores
Tras esta experiencia, Vargas tiene un mensaje claro para quienes recién se lanzan a emprender: «No bajen los brazos, ya que registrar tu marca no es solo un trámite, es proteger tu sueño, tu esfuerzo y tu futuro». Además, recalca que, aunque el camino sea duro, «defender lo propio siempre será un acto de dignidad».
Esta historia demuestra que, con determinación y el respaldo de las instituciones, incluso los pequeños negocios pueden hacer frente a los gigantes corporativos y salir victoriosos. Un ejemplo inspirador para todos los emprendedores que buscan preservar su identidad y hacer valer sus derechos.
