Punta Peuco, el controvertido centro penitenciario chileno, se enfrenta a un importante cambio bajo el Gobierno de Gabriel Boric. Originalmente diseñado para albergar a solo 36 internos, este complejo hoy alberga a 139 reclusos, en su mayoría personas mayores de 60 años, lo que representa una sobrepoblación del 129%.
Los propios reos de Punta Peuco han enviado una carta al Presidente Boric, criticando la propuesta de cierre y transformación del recinto en una cárcel común. Según ellos, la situación actual es insostenible, con internos durmiendo en los comedores debido a la falta de espacio.
Garantizar Condiciones Dignas para Todos los Reclusos
El abogado de los reclusos, Raúl Meza, ha manifestado que la decisión de transformar Punta Peuco es «inadmisible» y que existe una «vulneración de garantías constitucionales» para quienes residen allí. Por su parte, el senador Francisco Chahúan (RN) reconoce la sobrepoblación penal y se reunirá con la Comisión de Derechos Humanos para analizar las condiciones del recinto.
Sin embargo, la legisladora frenteamplista Carolina Tello valora el anuncio del Presidente Boric, ya que este espacio promete un uso más eficiente y equitativo de la infraestructura penitenciaria del país. El ministro de Justicia, Jaime Gajardo, ha señalado que la idea del Gobierno es ampliar Punta Peuco para albergar a adultos mayores, lo que permitiría mejorar las condiciones de reclusión.
Desafíos de la Transformación
La reestructuración de Punta Peuco plantea varios desafíos, entre ellos, garantizar que todos los reclusos, independientemente de su edad o delito, cuenten con condiciones de reclusión dignas. Esto implica no solo ampliar la capacidad del recinto, sino también adaptar la infraestructura y los servicios para atender las necesidades específicas de los adultos mayores.
Además, será crucial integrar a los reclusos de Punta Peuco al sistema penitenciario general, evitando la creación de un «gueto» para delincuentes de élite. El Gobierno deberá encontrar un equilibrio entre la seguridad, la rehabilitación y la reinserción social de todos los internos.
En resumen, la transformación de Punta Peuco representa un desafío complejo, pero también una oportunidad para avanzar hacia un sistema penitenciario más justo, inclusivo y respetuoso de los derechos humanos. El éxito de esta iniciativa dependerá de la capacidad del Gobierno para escuchar a todas las partes involucradas y diseñar soluciones integrales que beneficien a la sociedad en su conjunto.