En un momento de creciente tensión en las calles de Los Ángeles, el Gobierno federal de Estados Unidos ha tomado medidas drásticas para hacer frente a las protestas de migrantes que han surgido en respuesta a una serie de redadas migratorias llevadas a cabo por el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE).
El presidente Donald Trump, a través de un mensaje en Truth Social, anunció que si el gobernador de California, Gavin Newsom, y la alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, no pueden «hacer su trabajo», entonces el Gobierno federal intervendrá y «resolverá el problema». Poco después, el Gobierno federal confirmó que tomaría el control de la Guardia Nacional de California y desplegaría a 2,000 soldados en las calles de la ciudad.
Enfrentamientos y Uso de la Fuerza
Las protestas se han concentrado en la ciudad de Paramount, donde más de 50 vehículos federales llevaron a cabo una operación migratoria en una empresa. Los activistas y miembros de la comunidad intentaron evitar las detenciones, pero los agentes federales respondieron con gases lacrimógenos y granadas aturdidoras, dejando múltiples heridos entre los manifestantes.
Según un comunicado de la Casa Blanca, las «turbas violentas» han atacado a los oficiales del ICE y a los agentes federales encargados de hacer cumplir la ley durante estas operaciones de deportación. La Casa Blanca calificó a los líderes demócratas de California como «incompetentes» por «abdicar por completo de su responsabilidad de proteger a sus ciudadanos».
Preocupación en México
El Gobierno de México, a través de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), expresó su «profunda preocupación» por las recientes redadas del ICE en ciudades de Estados Unidos, particularmente en Los Ángeles, que han resultado en la detención de decenas de migrantes. La SRE hizo un llamado «respetuoso, pero firme» a las autoridades estadounidenses para que todos los procedimientos migratorios se realicen «con apego al debido proceso, en un marco de respeto a la dignidad humana y al Estado de derecho».
La situación en las calles de Los Ángeles se mantiene tensa, con el Gobierno federal decidido a intervenir y contener las protestas, mientras que los líderes estatales y locales critican la «provocación» y el uso excesivo de la fuerza. La comunidad migrante y sus defensores continúan luchando por sus derechos y la protección de sus familias.