Perú, enfrentando una creciente amenaza en sus aguas jurisdiccionales, se vio obligado a tomar medidas drásticas para proteger sus recursos marinos, especialmente el calamar gigante, una de sus principales pesquerías. La pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR) llevada a cabo por la flota pesquera china representaba un desafío significativo para el país.
Para hacer frente a esta situación, el gobierno peruano implementó una serie de estrategias innovadoras. En 2024, el Ministerio de la Producción emitió un decreto de emergencia que exigía a todas las embarcaciones extranjeras contar con dispositivos satelitales activados y autorizados. Esta medida clave logró reducir drásticamente la presencia de buques pesqueros chinos en la zona económica exclusiva del país.
Sin embargo, la flota china, en lugar de cesar sus actividades, rápidamente encontró alternativas en el vecino país de Chile. Según información de Global Fishing Watch, tras la entrada en vigor de la norma peruana, se registraron 12 arribos de buques calamareros chinos a los puertos chilenos de Iquique, Valparaíso y Talcahuano.
El Impacto de la Flota Pesquera China
La flota china, conocida por sus prácticas pesqueras agresivas y el agotamiento de los recursos marinos, se ha convertido en una de las principales preocupaciones de los países latinoamericanos. A finales de 2024, esta flota operaba con cerca de 17.000 embarcaciones, de las cuales entre 400 y 600 se desplazaban anualmente cerca de las zonas económicas exclusivas de Perú, Chile, Ecuador, Argentina y Uruguay.
El impacto de estas actividades ilegales en la economía pesquera peruana es evidente. Según la Sociedad Nacional de Pesca Artesanal del Perú (SONAPESCAL), la pesca INDNR de embarcaciones chinas ha causado pérdidas económicas significativas, afectando a más de 20.000 pescadores y sus familias. Además, estas flotas han sido responsables de la captura ilegal de tiburones, incluyendo especies en peligro de extinción como el tiburón martillo.
La Respuesta de Perú: Uso Legítimo de la Fuerza
Frente a este panorama, Perú decidió intensificar su respuesta ante la flota china, otorgando a las Fuerzas Armadas peruanas el «uso legítimo de la fuerza» para enfrentar la pesca ilegal. Esta decisión fue el resultado de lo que la Fundación Andrés Bello denominó el «peor año para la industria pesquera» en Perú, con la caída de las exportaciones y la pérdida de control sobre sus recursos pesqueros.
Además del sistema de rastreo satelital, el gobierno peruano también adquirió lanchas patrulleras para fortalecer la seguridad marítima y mejorar la vigilancia de las embarcaciones en alta mar. Estas medidas, si bien efectivas en Perú, no lograron detener por completo las actividades de la flota china, que se desplazó hacia los puertos de Chile.
La Respuesta de Chile y los Esfuerzos Internacionales
Consciente de la amenaza que representan estos buques pesqueros, la Armada de Chile desplegó personal para monitorear y controlar su tránsito por el Estrecho de Magallanes. Las autoridades chilenas también tomaron medidas para gestionar la entrada de estos barcos y asegurar que sus actividades no afecten las pesquerías locales.
En el ámbito internacional, la flota pesquera china ha sido objeto de diversas críticas. Si bien su adhesión al Acuerdo sobre Medidas del Estado Rector del Puerto (AMERP) de la FAO ha sido celebrada por algunos como un avance, otros lo consideran una estrategia de imagen, dada la persistencia de sus prácticas ilegales en la región.
«La flota pesquera de alta mar de China tiene cerca de 17.000 embarcaciones, unas 600 de las cuales operan durante todo el año en América Latina, agotando las reservas de peces y devastando los ecosistemas mediante sus prácticas pesqueras abusivas e ilegales», declaró la Organización de Investigación en el Desarrollo (ODI).
Hacia una Gestión Sostenible de los Recursos Marinos
A pesar de los esfuerzos de Perú, la amenaza de la pesca ilegal china persiste en la región. En marzo de 2025, el país andino promulgó un nuevo reglamento de pesca de pota (calamar gigante) que busca garantizar la sostenibilidad del recurso y mejorar la competitividad de la flota peruana frente a la flota extranjera.
Según el especialista Juan Carlos Riveros, director científico de Oceana, «este reglamento representa un avance significativo hacia un manejo pesquero más sostenible». Sin embargo, la lucha contra la pesca ilegal china sigue siendo un desafío continuo para Perú y para toda América Latina, inclusive para Chile.
A pesar de los esfuerzos enérgicos del país andino, la flota china sigue operando en la región, obligando a los países a buscar nuevas estrategias para proteger sus recursos y garantizar la sostenibilidad de sus pesquerías. La batalla por la preservación de los ecosistemas marinos y la seguridad alimentaria de las comunidades costeras continúa.