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Cuando la Ética Pública se Debilita: Licencias Médicas, Corrupción y la Pérdida de Confianza

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Cuando la Ética Pública se Debilita: Licencias Médicas, Corrupción y la Pérdida de Confianza

Este no es un caso aislado, sino una señal de alarma sobre un problema más profundo que afecta la relación entre el Estado y la ciudadanía. Detrás de estos episodios de uso indebido de licencias médicas por parte de funcionarios públicos, se esconde un debilitamiento del principio de probidad, es decir, la obligación de actuar con integridad, transparencia y responsabilidad al ejercer una función pública.

La probidad no es una aspiración ética lejana, sino la base fundamental que permite que las instituciones funcionen de manera adecuada. Cuando esta base se corroe, la legitimidad del Estado se tambalea, y la confianza ciudadana se resquebraja.

Más allá de los casos puntuales

Este episodio se suma a otros casos que han dañado gravemente la fe pública, como el «Caso Fundaciones», los fraudes en Carabineros y el Ejército, entre otros. Todos estos casos apuntan a un mismo diagnóstico: existe una desconexión entre el rol público y el compromiso real con el bien común.

Cuando la confianza desaparece, las sociedades reaccionan con más vigilancia, burocracia y castigo. Pero ese camino tiene un costo: se instala la sospecha como norma, y lo que debería ser una vocación de servicio se convierte en una carrera de obstáculos para evitar sanciones.

Hacia una Administración Pública Ética y Eficiente

La solución no pasa por simplemente endurecer las leyes o reducir el tamaño del Estado. Lo que se necesita es fortalecer la calidad humana de quienes aplican las normas, a través de una formación ética sólida y un compromiso genuino con el servicio público.

Ejemplos internacionales como Nueva Zelanda demuestran que la eficiencia no se logra despidiendo funcionarios, sino invirtiendo en una administración pública profesional, capacitada y centrada en el servicio. En Chile, en cambio, el discurso de «menos Estado» ha dejado a servicios fundamentales como salud y pensiones en crisis permanente.

La confianza ciudadana no se recupera con discursos, sino con acciones coherentes. Necesitamos un Estado capaz, honesto y transparente, donde la probidad no sea una excepción, sino la regla. Solo así podremos sanar un sistema que, a todas luces, está enfermo.

Claves para Reconstruir la Ética Pública

– Fortalecer la formación ética de los funcionarios públicos, enfocada en el servicio al ciudadano.

– Modernizar los procesos y procedimientos administrativos, para reducir los espacios de discrecionalidad.

– Promover una cultura organizacional basada en la transparencia, la rendición de cuentas y la integridad.

– Implementar mecanismos efectivos de control y sanción ante faltas a la probidad.

– Volver a poner el bien común en el centro de la acción pública, por encima de intereses particulares.

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