José ‘Pepe’ Mujica, el expresidente uruguayo que falleció a los 89 años, dejó una huella indeleble en la política y la sociedad de América Latina. Su partida física no ha logrado apagar la llama de esperanza que encendió en el corazón de líderes como el presidente de Chile, Gabriel Boric, quien le rindió un emotivo homenaje.
En un mensaje publicado en su cuenta de X, Boric destacó la «esperanza incombustible» de Mujica por «hacer las cosas mejor», recordando sus sabias palabras de avanzar «pasito a pasito para no desbarrancarnos». Estas enseñanzas se han convertido en un faro que ilumina el camino de quienes buscan transformar la realidad de forma gradual pero firme.
Más allá de su legado político, Mujica se distinguió por su humildad, su conexión con la gente y su inquebrantable compromiso con la justicia social. Boric reconoció en él a «otro gigante de América» y agradeció las lecciones de vida que dejó, asegurando que «contigo será imposible el olvido».
Un Legado que Trasciende Fronteras
La despedida de Boric a Mujica refleja cómo el expresidente uruguayo logró inspirar a una nueva generación de líderes progresistas en la región. Su visión de un mundo más equitativo y su enfoque en mejorar la vida de los más vulnerables resonaron más allá de las fronteras de su país.
Durante su última visita a Uruguay en febrero de 2025, Boric tuvo la oportunidad de reunirse con Mujica y su esposa Lucía Topolansky en su casa, en las afueras de Montevideo. En esa ocasión, el mandatario chileno destacó la «energía, alegría y ánimo de pasar la posta» que aún poseía el expresidente, reafirmando su compromiso de continuar la lucha por un futuro más justo.
Cultivando la Esperanza, Paso a Paso
Uno de los legados más significativos de Mujica fue su insistencia en avanzar «pasito a pasito» para lograr cambios duraderos. Esta filosofía de transformación gradual, pero inquebrantable, ha resonado con líderes como Boric, quienes entienden que los desafíos sociales y políticos requieren de una visión a largo plazo y una determinación constante.
«Pepe querido, te imagino partiendo preocupado por la ensalada amarga que hay hoy en el mundo. Pero si algo nos dejaste fue la esperanza incombustible de que es posible hacer las cosas mejor -‘pasito a pasito para no desbarrancarnos’ como nos decías-, y la convicción innegociable de que mientras nos palpite el corazón y haya injusticia en el mundo vale la pena seguir luchando», expresó Boric en su emotivo mensaje de despedida.
La plantación de un olivo en la chacra de Mujica, durante la visita de Boric, se convirtió en un símbolo tangible de la continuidad de esta lucha por un mundo más justo y sostenible. Así, el legado de ‘Pepe’ Mujica se mantiene vivo, inspirando a líderes y ciudadanos a trabajar, paso a paso, por un futuro más equitativo y lleno de esperanza.