En una triste realidad que se repite año tras año, el Consejo Consultivo del Santuario de la Naturaleza del Río Cruces y Chorocamayo ha confirmado la primera depredación del 2023 de los cisnes de cuello negro por parte de los lobos marinos. Este ataque a la fauna silvestre no solo afecta a la ecología local, sino también a la economía de la región.
Una Amenaza Persistente
Según el presidente del Consejo Consultivo, José Araya, esta situación se ha venido repitiendo desde 2018, con los lobos de mar ingresando desde la costa hasta el río Cruces para atacar a las aves protegidas. A pesar de los esfuerzos realizados, como el traslado de los lobos al zoológico de Buín o la remoción de los mamíferos identificados en los ataques, no se ha logrado una solución real a este problema.
Un Santuario en Peligro
El Santuario del Río Cruces ha sido el sitio más importante de Sudamérica para la reproducción de los cisnes de cuello negro, una especie emblemática del país. Sin embargo, la constante amenaza de los lobos marinos ha llevado a que en algún momento se considerara que el lugar ya no era seguro para la continuidad de la especie, lo que generó gran inquietud incluso entre los trabajadores del sector turístico.
Esfuerzos Fallidos
Para abordar esta problemática, se han llevado a cabo mesas de trabajo interinstitucionales, pero ninguna de las medidas propuestas, como el traslado de los lobos o su eliminación, ha prosperado. Esto se debe a que los lobos marinos están protegidos por la Ley de Caza, lo que dificulta la implementación de soluciones efectivas.
Llamado a la Acción
Ante esta situación, es crucial que se tomen medidas urgentes y efectivas para proteger a los cisnes de cuello negro y preservar la integridad del Santuario del Río Cruces. Se necesita una colaboración estrecha entre las autoridades, los expertos en conservación y la comunidad local para encontrar soluciones sostenibles que permitan salvaguardar este valioso ecosistema y su fauna emblemática.
