La industria salmonera de la región de Los Lagos se enfrenta a una serie de desafíos que ponen en riesgo su competitividad a nivel internacional. Por un lado, enfrentan una «permisología extrema» y una serie de regulaciones, como la Ley Lafkenche, que según los representantes del sector, tienen un «sesgo antiempresarial» por parte del Ministerio de Medio Ambiente.
Arturo Clément, representante de Salmonchile, señala que si bien han tenido una buena recepción del Gobierno en general, «por el lado de Medio Ambiente, la situación es compleja, vienen una serie de reglamentos, hay poca transparencia, hay un sesgo antiempresarial muy notable».
Desde la Multigremial de Los Lagos, su presidenta, Francisca Sanz, coincide en que las señales del Ministerio de Medio Ambiente parecen indicar «una intención de afectar a la industria salmonera», con la definición de «una serie de legislaciones, normativas, que finalmente más que apuntar hacia un fortalecimiento del sector, uno tiende a creer que hay una idea de tratar de eliminarlo».
Impacto de los Aranceles Estadounidenses
Además de los desafíos regulatorios, la industria salmonera también enfrenta presiones comerciales. Un estudio de la Universidad San Sebastián reveló que se estiman pérdidas por 1.400 millones de dólares para el país si se mantiene la política arancelaria de Estados Unidos, considerando la caída del valor del salmón, la afectación de la incertidumbre y el perjuicio para los productos encadenados.
Clément señala que «un tema es los aranceles en Estados Unidos, otro tema son los aranceles invisibles, que ahí hay un espacio enorme que ganar».
Buscando un Equilibrio entre Desarrollo y Sostenibilidad
Para Alejandro Weber, decano de la Facultad de Economía, Negocios y Gobierno de la USS, «acá las cosas no son dicotómicas. Se puede y se debe proteger el medio ambiente, se tiene que cumplir toda la regulación, esta regulación debe ser exigente, pero no podemos frenar el desarrollo».
Weber agrega que «se puede y se debe proteger el medio ambiente, se tiene que cumplir toda la regulación, esta regulación debe ser exigente, pero no podemos frenar el desarrollo».
En este contexto, la industria salmonera y las autoridades deben encontrar un punto de equilibrio que permita el crecimiento económico del sector, pero sin descuidar la protección del medio ambiente. Un desafío que requerirá de diálogo, transparencia y una regulación que fomente la sostenibilidad a largo plazo.