El Papa León XIV, nacido como Robert Prevost en Chicago, Estados Unidos, ha tejido una profunda conexión con Perú a lo largo de casi dos décadas. Su llegada al país andino en 1985, a los 33 años, marcó el inicio de una misión pastoral que lo llevaría a convertirse en un líder espiritual ampliamente respetado por su cercanía con las comunidades más necesitadas.
Prevost, quien posteriormente sería nombrado obispo de Chiclayo en 2015, se destacó por su estilo de vida sencillo y su compromiso inquebrantable con la evangelización en las zonas rurales. Recorriendo kilómetros a caballo, enfrentando los desafíos del clima y la geografía peruana, el entonces obispo buscaba llevar consuelo espiritual a los rincones más apartados del país.
Un Papa con Corazón Peruano
A lo largo de los años, Prevost profundizó su vínculo con Perú, país que le otorgó la nacionalidad en 2015, poco antes de su nombramiento como obispo de Chiclayo. Esta designación coincidió con su creciente identificación con el pueblo peruano, adoptando sus costumbres y tradiciones como propias, incluyendo su gastronomía local entre sus mayores placeres.
Durante su tiempo al frente de la diócesis de Chiclayo, León XIV no solo se dedicó a la atención espiritual, sino que también jugó un papel clave en la gestión de crisis. Fue un firme defensor de los derechos humanos y se involucró activamente en situaciones de emergencia, como la pandemia de COVID-19, liderando campañas de recaudación de fondos para garantizar el suministro de oxígeno a los hospitales en el norte del país.
Lazos Personales en Perú
Además de su labor pastoral, León XIV ha forjado fuertes lazos personales en Perú, especialmente con la familia Camacho en la región de Chulucanas, Piura. El Papa tiene no solo un compadre, sino también una ahijada, Mildred, quien lleva el nombre de su madre. Esta relación refleja la conexión que el Pontífice tiene con las personas que lo han acompañado a lo largo de los años.
La Sombra de la Controversia
A pesar de su destacado papel en la Iglesia Católica, el nombramiento de Prevost como el Papa León XIV no ha estado exento de controversia. Durante las últimas semanas, y particularmente antes del cónclave que lo eligió, se reavivaron las acusaciones de que, en su rol como obispo en Chiclayo, Prevost habría encubierto casos de abuso sexual por parte de sacerdotes en Perú y Estados Unidos.
Organizaciones como SNAP (Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual por Sacerdotes) presentaron una queja formal contra Prevost, señalando que el obispo no habría actuado adecuadamente ante las denuncias de abusos sexuales. Sin embargo, el Vaticano y el mismo Prevost han desmentido estas acusaciones, afirmando que las investigaciones no encontraron evidencia que sustentara los señalamientos.
Un Papa Cercano y Global
La carrera de Prevost como misionero y su conexión con las periferias del mundo lo han convertido en un Papa que refleja una experiencia proveniente de tres mundos diferentes: el de Chicago, el de Roma (donde hizo su doctorado en Derecho Canónico), y el de las comunidades rurales de Perú.
Su historia y su forma de vivir el sacerdocio lo han posicionado como una figura de gran respeto dentro de la Iglesia, pero también como alguien comprometido con las realidades sociales y culturales de los lugares en los que ha vivido. En su primer discurso como Papa, León XIV no dudó en rendir homenaje a su querida diócesis de Chiclayo, dejando claro que, a pesar de su nueva posición, no olvidaría nunca sus raíces peruanas.
El legado de León XIV en Perú está marcado no solo por su dedicación a la evangelización, sino también por su compromiso con la justicia social y su participación activa en la solución de problemas comunitarios. Sin embargo, su nombramiento papal ha sido acompañado de una sombra de controversia debido a las acusaciones de encubrimiento, las cuales aún siguen siendo un tema de debate.
Pese a ello, su figura sigue siendo central en la historia reciente de Perú, un país que considera su segunda patria. León XIV, nacido en Chicago, pero profundamente influenciado por su tiempo en las tierras peruanas, se perfila como un líder con una visión pastoral inclusiva, comprometido con la equidad y el bienestar de todos. Ahora, enfrenta el desafío de guiar a la Iglesia Católica con la misma dedicación y cercanía que lo caracterizó durante su trayectoria en Perú.