El pasado viernes, Rusia llevó a cabo un masivo desfile militar en la Plaza Roja de Moscú para conmemorar el 80º aniversario de la victoria del Ejército Rojo sobre la Alemania nazi. Este imponente evento, al que asistieron líderes mundiales como el presidente chino Xi Jinping y el brasileño Lula da Silva, sirvió como una demostración del poderío bélico de Rusia en medio del conflicto en Ucrania.
El desfile comenzó con la presencia de los emblemáticos tanques soviéticos T-34, que desempeñaron un papel crucial en la victoria de la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial. Además, se exhibieron otros vehículos blindados modernos, como el T-90M Proriv y el T-80BVM.
Pero el verdadero punto culminante del desfile fueron los misiles intercontinentales Yars, con un alcance de hasta 12.000 kilómetros y la capacidad de portar ojivas termonucleares MIRV. Estos misiles, junto con los misiles balísticos Iskander, capaces de transportar cargas nucleares, enviaron un claro mensaje de la formidable capacidad de ataque a larga distancia de Rusia.
Además de los imponentes vehículos terrestres y los misiles, el desfile también contó con la presencia de aviones de combate Sukhoi Su-30SM y Mikoyan MiG-29, que sobrevolaron la Plaza Roja, y una exhibición de drones, como el Gueran-2, que han desempeñado un papel crucial en el conflicto en Ucrania.
El evento, que contó con la participación de soldados de trece países, incluyendo China, fue una clara demostración del poderío militar de Rusia y su determinación de mantener su influencia en la escena internacional. Mientras tanto, el presidente ruso Vladimir Putin declaró un alto el fuego unilateral de 72 horas, aunque su homólogo ucraniano, Volodimir Zelenski, no aceptó la tregua.
Este desfile militar en Moscú no solo conmemoró la victoria sobre la Alemania nazi, sino que también sirvió como un recordatorio del formidable arsenal bélico de Rusia y su voluntad de utilizarlo para defender sus intereses geopolíticos, incluso en medio de la guerra en Ucrania.
