La Región Metropolitana enfrenta un desafío crucial en la lucha contra el crimen organizado, con 165 reclusos considerados los más peligrosos. Gendarmería ha detallado la distribución de estos internos en los diferentes recintos penales, brindando un panorama clave para abordar esta problemática.
Según los datos proporcionados, el Centro de Cumplimiento Penitenciario (CCP) Colina 1 alberga a 14 de estos reclusos, mientras que el CCP Colina 2 tiene 29. Por otro lado, el Centro de Detención Preventiva (CDP) Puente Alto y el CDP Santiago Sur cuentan con 23 internos cada uno, y el CDP Santiago 1 tiene 32. En el Centro Penitenciario Femenino (CPF) San Miguel hay 9 mujeres consideradas de alta peligrosidad, y en el CPF Santiago, 15. Finalmente, el Recinto Especial Penitenciario de Alta Seguridad (REPAS) alberga a 20 de estos reclusos.
Hacia una Política de Segmentación Efectiva
El fiscal regional Occidente, Marcos Pastén, ha planteado que la clave para combatir el crimen organizado radica en una «política de segmentación» que vaya más allá del comportamiento de los internos dentro de los recintos. Según Pastén, es fundamental analizar «cómo ellos venían operando antes de ingresar al sistema penitenciario», un factor que actualmente no se considera en la evaluación de los reclusos.
Para lograr una lucha más efectiva, Pastén destaca la necesidad de «sumar nuevas herramientas de investigación, tanto en el interior como en el exterior de los recintos». Esto implica una especialización de Gendarmería, la policía y el Ministerio Público, así como una mejor conexión entre las bases de datos de estas instituciones y el Registro Civil.
Desafíos y Oportunidades en el Ámbito Carcelario
Otro aspecto relevante es el aumento en la cantidad de internos extranjeros en la Región Metropolitana. Actualmente, hay 17.945 reclusos chilenos, a los que se suman 1.093 colombianos, 1.053 venezolanos, 508 peruanos, 208 dominicanos, 259 bolivianos, 130 ecuatorianos, 25 chinos, 5 mexicanos y 195 de otras nacionalidades.
Este fenómeno obliga a las autoridades a prestar atención a las nuevas dinámicas que se generan dentro de las cárceles, incluyendo el intento de algunos de estos reclusos por lograr el «copamiento» de unidades penales.
Estrategias Clave para el Futuro
Según el fiscal Pastén, en el corto plazo se deben abordar varios objetivos prioritarios:
- Ampliar el uso de la información penitenciaria más allá de la vigilancia, convirtiéndola en prueba lícita y superando las restricciones de acceso a las bases de datos.
- Fortalecer la formación de investigadores en la Escuela de Gendarmería, elevando los estándares de probidad administrativa.
- Mejorar la coordinación con organismos auxiliares y destinar recursos para técnicas de investigación avanzadas.
Por su parte, el seremi de Seguridad de la RM, Jaime Fuentes, afirma que se trabaja en abordar las problemáticas del crimen organizado, buscando «generar fuentes de financiamiento y tener una persecución efectiva».
El gobernador de Santiago, Claudio Orrego, recalca que «el que controla la cárcel, controla la calle», advirtiendo sobre un eventual «tremendo déficit operativo de Gendarmería y en el enfoque actual». Orrego señala que «los jefes están operando desde las cárceles, contratando nuevos soldados, por lo que tenemos que abordar el fenómeno carcelario no solo como donde cumplen condena, sino que como donde se gesta el crimen organizado».
En resumen, la lucha contra el crimen organizado en la Región Metropolitana requiere de un enfoque renovado, que aproveche la información penitenciaria, fortalezca la coordinación interinstitucional y aborde el fenómeno carcelario como un espacio clave para la gestación y el control del crimen.