El féretro del papa Francisco ha llegado a la basílica de San Pedro en Roma, donde miles de fieles se han congregado para darle el último adiós al amado Pontífice. La procesión, encabezada por los cardenales presentes en la ciudad, recorrió la plaza de Santa Marta y la plaza de los Protomártires Romanos hasta entrar por la puerta central de la basílica vaticana.
El féretro abierto fue llevado a hombros por los ‘sediarios’ pontificios, escoltados por la Guardia Suiza, y colocado frente a la tumba de San Pedro, bajo el imponente baldaquino de Bernini. Este momento solemne fue presenciado por cientos de medios internacionales y miles de fieles que se congregaron en la plaza para dar el último adiós al querido papa Francisco.
Durante la ceremonia, el cardenal camarlengo, Kevin Joseph Farrell, esparció agua bendita sobre el féretro y leyó un mensaje conmovedor: Con gran conmoción acompañamos los restos de nuestro querido papa Francisco desde esta capilla a la basílica vaticana, donde ha ejercido su ministerio como obispo de la iglesia de Roma y apóstol de la iglesia universal.
Un Legado de Servicio y Humildad
El papa Francisco, quien falleció a los 88 años, dejó una huella imborrable en la Iglesia Católica y en el mundo. Conocido por su sencillez, cercanía y compasión, el Pontífice se destacó por su firme compromiso con los más vulnerables, su defensa de la justicia social y su llamado a la unidad y el diálogo entre las naciones.
Durante su pontificado, Francisco impulsó una reforma interna de la Curia Romana, buscando mayor transparencia y eficiencia en la administración de la Iglesia. Además, su apertura al diálogo ecuménico y su preocupación por el cuidado del medio ambiente lo convirtieron en una figura respetada y admirada a nivel global.
Un Legado que Perdurará
A pesar de su partida, el legado del papa Francisco continuará inspirando a millones de católicos y personas de buena voluntad en todo el mundo. Su humildad, sencillez y cercanía con los fieles serán recordadas como un ejemplo a seguir para quienes aspiran a servir a la Iglesia y a la humanidad con autenticidad y compasión.
Mientras la Iglesia Católica se prepara para elegir a un nuevo Pontífice, la herencia espiritual y moral de Francisco permanecerá viva, guiando a la institución y a sus fieles hacia un futuro de mayor unidad, justicia y misericordia.
