En una decisión histórica, el Parlamento del Reino Unido ha aprobado la nacionalización de la empresa siderúrgica British Steel, anteriormente propiedad del grupo chino Jingye. Esta medida extraordinaria, aprobada en sesión extraordinaria por ambas Cámaras, tiene como objetivo salvaguardar la industria del acero británica y preservar miles de puestos de trabajo en riesgo.
Contexto de la Nacionalización
La decisión se produce después de que British Steel anunciara a finales de marzo el cierre inminente de sus dos altos hornos y la reducción de la capacidad de producción en su planta de Scunthorpe, en el noroeste de Inglaterra. Esta medida habría dejado sin empleo a aproximadamente 2.700 trabajadores, un duro golpe para la economía local.
Según la empresa china Jingye, que adquirió British Steel en 2020, las operaciones ya no eran financieramente sostenibles debido a las difíciles condiciones del mercado, la imposición de aranceles y los mayores costos ambientales relacionados con la producción de acero con alto contenido de carbono. A pesar de haber invertido más de 1.200 millones de libras esterlinas para mantener la actividad, la compañía no logró llegar a un acuerdo con el Gobierno británico para obtener apoyo adicional.
Objetivos de la Nacionalización
Con la aprobación de la Ley de la Industria Siderúrgica, el Gobierno del Reino Unido busca asumir el control de British Steel para proteger la planta de Scunthorpe y preservar los empleos en un sector clave para la economía nacional. Además, la medida permitirá al Ejecutivo explorar nuevas estrategias y tecnologías que mejoren la competitividad y sostenibilidad de la industria siderúrgica británica a largo plazo.
Reacciones y Próximos Pasos
La aprobación de la nacionalización no estuvo exenta de polémica, con manifestaciones del personal de la empresa que incluso impidieron el acceso de los ejecutivos chinos a la sede del Parlamento. Sin embargo, el Gobierno ha defendido la necesidad de esta acción para proteger la industria y los empleos.
Ahora, solo falta la promulgación formal de la ley por parte del rey Carlos III para que la nacionalización de British Steel entre en vigor. Este hito marcará un importante capítulo en la historia de la industria siderúrgica del Reino Unido, con el Gobierno asumiendo un papel más activo para garantizar su futuro.