Elon Musk, el visionario detrás de SpaceX y Tesla, se ha embarcado en una acalorada disputa con Peter Navarro, el asesor económico del expresidente Donald Trump. El detonante fue un comentario de Navarro, quien calificó a Musk como un simple «ensamblador de autos» que busca «piezas extranjeras baratas» para fabricar sus vehículos, algo que, según él, «no funciona para Estados Unidos» y es perjudicial para la economía y la seguridad nacional.
En respuesta, Musk no se anduvo con rodeos y tachó a Navarro de «imbécil» y «tonto de remate», asegurando que sus declaraciones son «demostrablemente falsas». Musk insistió en que Tesla es el fabricante de automóviles más verticalmente integrado de Estados Unidos, con el mayor porcentaje de contenido estadounidense. Incluso llegó a cambiar el nombre de Navarro a «Peter Retarrdo» (Retrasado) en sus publicaciones.
Esta no es la primera vez que Navarro y Musk chocan. Después de que el magnate declarara que está a favor de eliminar todos los aranceles con la Unión Europea, Navarro indicó que Musk «simplemente protege sus propios intereses, como haría cualquier empresario». Según Navarro, «lo que creo que es importante entender sobre Elon es que vende vehículos. A eso se dedica».
El debate entre estos dos personajes clave refleja las tensiones en torno a la política comercial estadounidense y el papel de la industria automotriz en la economía nacional. Mientras Musk defiende un modelo de fabricación más global y eficiente, Navarro aboga por una mayor protección de la producción nacional, incluso a costa de la competitividad.
¿Quién tiene la razón en este enfrentamiento? ¿Deberían los Estados Unidos adoptar una postura más abierta al comercio internacional o priorizar la producción local? Este choque de titanes en la política arancelaria promete seguir generando debate y controversia en los próximos meses.
