La reciente visita del presidente argentino Javier Milei a Mar-a-Lago, Florida, se ha convertido en un verdadero fiasco diplomático. Milei, acompañado por su hermana Karina y el ministro de Economía Luis Caputo, viajó de manera súbita a Estados Unidos con la esperanza de reunirse con su homólogo estadounidense, Donald Trump, y recibir junto a él el premio «American Patriot».
Sin embargo, el encuentro tan ansiado por Milei nunca se concretó. No hubo premiación compartida, ni encuentro político, ni la tan deseada foto protocolar entre ambos líderes. En su lugar, la escena en Palm Beach terminó envuelta en confusión, versiones cruzadas y un bochornoso incidente diplomático.
Versiones Encontradas y Expectativas Infladas
Desde el entorno de Milei, se asegura que Trump habría tenido que ausentarse debido a «un problema técnico» con el avión en el que suele transportarse, lo que habría demorado sus actividades. No obstante, según fuentes diplomáticas en Washington, Trump no habría tenido intenciones reales de asistir al evento organizado por la fundación Make America Clean Again (MACA), de dudosa procedencia.
Por otro lado, Glenn Parada, uno de los organizadores de la gala, afirmó que si Milei y su comitiva hubieran esperado unos 15 minutos, se habrían cruzado con Trump, quien llegó minutos después de que el mandatario argentino se retirara. Estas versiones contradictorias han generado una serie de interrogantes sobre los verdaderos motivos del desencuentro.
Cabe destacar que, previo a la actividad, la Cancillería argentina había rechazado la invitación, considerando que el evento no correspondía a la investidura presidencial. Sin embargo, el relato de que Trump podría sentirse desairado si Milei no asistía habría torcido la decisión.
Objetivos Silenciosos y Expectativas Frustradas
Además del gesto político, el viaje de Milei a Mar-a-Lago tenía una misión silenciosa. Esta consistía en aprovechar el supuesto contacto con Trump o su círculo cercano para abordar dos temas centrales para el gobierno argentino: las negociaciones con el FMI, con miras a destrabar el cepo y robustecer las reservas del BCRA; y la preocupación por la suba de aranceles anunciada por Trump y la posibilidad de un acuerdo comercial.
Sin embargo, nada de eso pudo hablarse en la cena de gala. El ministro Caputo, que viajó especialmente desde Buenos Aires, pasó la noche sin contactos relevantes, sin diálogo con funcionarios y, según testigos, sin más compañía que Karina Milei, con quien compartió risas y grabó videos para redes sociales.
Más Allá del Desencuentro Diplomático
Dejando de lado el fiasco diplomático, el último viaje de los Milei a Mar-a-Lago dejó imágenes más parecidas a una fiesta de excelebridades que a una cumbre política. Entre los premiados de la noche, además del presidente argentino, se encontraba Natalia Denegri, más conocida por el escándalo del Caso Coppola en los años 90, y actualmente dedicada al evangelismo y la filantropía.
En resumen, el fugaz viaje de Milei a Estados Unidos, lejos de cumplir con sus objetivos políticos y diplomáticos, se convirtió en un verdadero papelón que ha generado aún más interrogantes y cuestionamientos sobre la estrategia y el manejo de la política exterior del gobierno argentino.
