Raphinha, la estrella brasileña del Barcelona, se vio envuelto en una serie de incidentes violentos durante y después del empate 1-1 entre su equipo y el Betis de Manuel Pellegrini por la trigésima fecha de LaLiga en España.
Ya durante el transcurso del encuentro, ante la dificultad de superar a los jugadores del Betis, Raphinha comenzó a perder el control. En el primer minuto de descuento del segundo tiempo, el brasileño estalló contra el árbitro asistente Javier Martínez, a quien incluso insultó, demostrando una furia que, sorprendentemente, no fue sancionada.
Pero la tormenta no se detuvo ahí. Tras el pitazo final del árbitro principal, Gil Manzano, Raphinha ignoró los intentos de Robert Lewandowski por mediar y protestó airadamente contra el juez, a quien también trató con fuertes epítetos. Una vez más, el jugador se libró de cualquier sanción.
Tensión en el Vestuario
Pero los problemas de Raphinha no se limitaron al campo de juego. El brasileño también tuvo encontronazos con algunos de sus propios compañeros, incluyendo al entrenador Hans Flick, demostrando una clara falta de respeto y control emocional.
El momento de mayor tensión se vivió cuando Raphinha se cruzó con el portero alemán Marc-André ter Stegen, quien intentó calmarlo a la entrada del túnel. Lejos de aceptar la mediación, el brasileño respondió con un empujón, que fue devuelto con más fuerza por el capitán del Barcelona, quien lo condujo a los vestuarios, poniendo fin a la jornada de furia de Raphinha.
¿Sanciones a la Vista?
Tras los incidentes protagonizados por Raphinha, surge la pregunta: ¿Recibirá el jugador alguna sanción por su comportamiento? Cabe recordar que a Jude Bellingham le fueron impuestas dos fechas de suspensión por una acción similar, lo que genera dudas sobre si la ley será aplicada de manera equitativa.
Sin duda, el temperamento de Raphinha y su falta de control emocional son aspectos que deberán ser abordados por el cuerpo técnico y la directiva del Barcelona, con el objetivo de evitar que este tipo de incidentes se repitan y perjudiquen aún más el rendimiento del equipo.
La próxima prueba para Raphinha será demostrar su madurez y capacidad de liderazgo, poniendo su talento al servicio del Barcelona y evitando que sus arrebatos emocionales se conviertan en un problema recurrente.