Una pareja de argentinos de la ciudad de Corrientes se convirtió en víctima de una red internacional de trata de personas que los trasladó hasta Polonia bajo la falsa promesa de un trabajo estable y bien remunerado. Sin embargo, la realidad que les esperaba era mucho más sombría: fueron esclavizados y obligados a trabajar en un frigorífico de cerdos en condiciones infrahumanas.
Según relató el Subsecretario de Derechos Humanos de Corrientes, Manuel Cuevas, la pareja fue captada a través de internet por esta red criminal que les pagó los pasajes aéreos hasta Polonia. Nada más pisar suelo polaco, fueron llevados a las instalaciones del frigorífico, donde les negaron un salario, les obligaron a compartir una habitación con otras 20 personas y les exigían trabajar 18 horas diarias bajo un estricto control.
«Les daban de comer comida vencida. Vivieron un infierno por cuatro meses»
, indicó Cuevas, quien agregó que la pareja logró escapar aprovechando que el cuidador principal estaba durmiendo. Tras este dramático episodio, lograron llegar hasta un consulado argentino y emprender el regreso a su país.
Secuelas emocionales y llamado a la prevención
Según las autoridades, la pareja volvió a Argentina con un daño psicológico y emocional muy grande debido a la traumática experiencia vivida. «Hoy estamos con ellos dándoles contención y asesoramiento»
, explicó Cuevas.
El funcionario también hizo un llamado a estar atentos a este tipo de redes de trata de personas que engañan a sus víctimas con falsas promesas laborales. De hecho, reveló que junto a esta pareja, otras 15 personas más, incluyendo jóvenes mujeres, también fueron víctimas de este mismo esquema criminal.
Un caso que refleja la cruda realidad de la trata de personas
El caso de esta pareja de argentinos esclavizados en Polonia es una muestra de la cruel realidad que enfrentan miles de personas alrededor del mundo que caen en las redes de la trata de personas. Estas mafias internacionales se aprovechan de la vulnerabilidad de sus víctimas y las someten a condiciones de trabajo y vida infrahumanas, despojándolas de su libertad y dignidad.
Lamentablemente, este no es un hecho aislado, sino que forma parte de una problemática global que requiere de una respuesta contundente por parte de las autoridades y la sociedad en general. Es fundamental redoblar los esfuerzos para prevenir y erradicar este flagelo que atenta contra los derechos humanos más básicos.