Un fascinante descubrimiento científico ha revelado que los loros y los seres humanos utilizan mecanismos cerebrales análogos para generar sonidos complejos, lo que podría tener importantes implicaciones para el desarrollo de terapias destinadas a abordar los trastornos del habla.
El estudio, publicado en la prestigiosa revista Nature, ha identificado una región especializada en el cerebro de los loros que funciona de manera similar a las áreas del cerebro humano relacionadas con el habla. Esto convierte a estas aves en un modelo prometedor para investigar los procesos subyacentes a la producción del lenguaje y los problemas de comunicación.
Explorando los Cerebros de las Aves
Los investigadores de la Escuela Grossman de Medicina de la Universidad de Nueva York analizaron la actividad neuronal en el cerebro de dos especies de aves: los loros (específicamente, los periquitos) y los pinzones cebra. Ambas especies son capaces de imitar sonidos y cuentan con órganos vocales especializados, pero solo los loros pueden producir vocalizaciones que se asemejan al habla humana.
El análisis reveló que cada especie utiliza regiones cerebrales distintas para controlar sus vocalizaciones. Mientras que los pinzones cebra necesitan un laborioso proceso de ensayo y error para aprender un canto, los periquitos muestran un patrón de actividad cerebral más similar a la organización del habla humana.
Un «Teclado Vocal» en el Cerebro de los Loros
Cuando los periquitos cantan, determinadas células del cerebro se activan para producir ciertos tonos, de manera análoga a cuando se pulsan las teclas de un piano. Este hallazgo sugiere que los loros y los seres humanos comparten una conexión similar entre la actividad cerebral superior y la producción de sonidos complejos.
«Los seres humanos y los periquitos, a diferencia de cualquier otro animal estudiado hasta ahora, comparten una conexión similar entre la actividad cerebral superior y la producción de sonidos»
, afirman los investigadores.
Implicaciones para el Tratamiento de Trastornos del Habla
Los autores del estudio destacan que estos descubrimientos sobre la forma en que los loros aprenden a producir secuencias de sonidos más complejas podrían ser clave para comprender mejor la producción del habla y los trastornos de la comunicación en los seres humanos.
Afecciones como la apraxia (dificultad para planificar los movimientos del habla) o la afasia (dificultad para producir el lenguaje), a menudo causadas por traumatismos derivados de un accidente cerebrovascular, podrían beneficiarse de estos nuevos conocimientos.
«Una forma importante de desarrollar nuevos tratamientos para los trastornos del habla es encontrar modelos animales que puedan ofrecer nuevos conocimientos sobre los procesos cerebrales relacionados con el habla. Este estudio demuestra que el periquito puede ser clave en este sentido»
, señala uno de los autores, el investigador de la Universidad de Nueva York, Zetian Yang.
Con estos hallazgos, los científicos esperan poder avanzar en la comprensión de los mecanismos subyacentes a los trastornos de la comunicación que afectan a millones de personas en todo el mundo.
