Donald Trump parece estar convencido de que la fortaleza actual del dólar está frenando a la industria estadounidense. En su opinión, Estados Unidos necesita un dólar más débil para impulsar las exportaciones, recuperar el empleo en el sector manufacturero y ayudar a reducir el enorme déficit comercial del país.
Sin embargo, controlar el tipo de cambio del dólar es sumamente complicado y, en su mayor parte, está fuera del alcance de cualquier presidente. El valor del dólar viene determinado por un enorme mercado mundial de divisas, y no por el presidente o el gobierno estadounidense, afirma David Lubin, investigador senior del think tank londinense Chatham House.
Las Herramientas Financieras de Trump para Debilitar el Dólar
A pesar de ello, el Gobierno estadounidense dispone de varias palancas para intentar controlar el dólar y la economía en general. La más directa es la Reserva Federal, que puede recortar los tipos de interés. Oficialmente, el presidente tiene poco que decir aquí, pero en el pasado Trump no ha tenido reparos en intimidar al jefe del banco central.
Otra opción sería que Estados Unidos convenza -u obligue- a otros países a vender sus dólares por otras divisas. Existe un precedente: el «Acuerdo Plaza», llamado así por el hotel de Nueva York donde se firmó en 1985. Este acuerdo único reunió a Reino Unido, Japón, Alemania Occidental, Francia y Estados Unidos (que presionó a sus colegas) que acordaron vender dólares de forma cooperativa y deliberada, debilitando así al dólar frente a otras divisas importantes.
Según Anthony Abrahamian, estratega de inversiones del banco de inversión estadounidense Rothschild & Co Wealth Management, Trump también podría debilitar el dólar haciendo al país «menos atractivo como destino de inversión». Sin embargo, esta es una «peligrosa espada de doble filo y altamente impredecible», aunque es probable que ya haya ocurrido en las últimas semanas.
Los Riesgos de un Dólar Débil para los Hogares Estadounidenses
Un dólar estadounidense débil puede tener muchos efectos en cadena. Lubin cree que para los hogares estadounidenses los principales riesgos son la inflación, la subida de los precios y el aumento del desempleo.
Además, Abrahamian afirma que aunque Trump consiga devaluar el dólar, puede que en realidad no impulse la competitividad estadounidense, ya que los precios «no sólo dependen de los tipos de cambio, sino de aspectos como los costos de producción, la productividad y la calidad».
En resumen, la estrategia de Trump de debilitar deliberadamente el dólar es una «peligrosa espada de doble filo» que podría acarrear consecuencias involuntarias para los hogares y la competitividad de Estados Unidos. Cualquier intento de manipulación del tipo de cambio conlleva grandes riesgos e incertidumbres.