El proyecto INNA, un ambicioso plan de AES Andes para la producción de hidrógeno y amoníaco verde en Antofagasta, ha generado una creciente preocupación entre la comunidad astronómica. Con una inversión estimada de hasta 10 mil millones de dólares, esta iniciativa industrial se encuentra actualmente en evaluación ambiental y en una fase de participación ciudadana.
La astrónoma y divulgadora científica, Teresa Paneque, ha sido una de las voces más destacadas en alertar sobre los posibles impactos del proyecto en la astronomía global. Según Paneque, la cercanía del proyecto al Observatorio Paranal, uno de los puntos más importantes para la investigación astronómica, podría comprometer seriamente las observaciones científicas en la zona debido al aumento en la contaminación lumínica.
Por su parte, el astrofísico alemán y premio Nobel Reinhard Genzel, durante su visita a la Universidad de Chile, propuso abrir un diálogo con la empresa para analizar la posibilidad de trasladar el proyecto a otra ubicación dentro del desierto. Esta sugerencia busca encontrar un equilibrio entre el desarrollo industrial y la preservación de las condiciones ideales para la investigación astronómica en la región.
Más allá de las preocupaciones astronómicas, el proyecto INNA también ha generado inquietud en otros sectores, como el activista ambiental de Tal Tal, Gonzalo Lemus. Lemus acusó a la directora ejecutiva del Servicio de Evaluación Ambiental, Valentina Durán, de evitar sugerir el cierre anticipado del proyecto por temor a afectar su posición laboral.
El futuro del proyecto INNA sigue en suspenso, mientras se espera que la empresa y la comunidad científica logren encontrar un consenso que permita conciliar los intereses del desarrollo industrial con la preservación de la actividad astronómica en la región de Antofagasta. La resolución del Servicio de Evaluación Ambiental, prevista para el 19 de junio, será un punto clave para determinar la continuidad o posible modificación del proyecto.