La crisis migratoria en Chile ha generado un intenso debate sobre cómo abordar este desafío de manera efectiva y respetuosa de los derechos humanos. En medio de este contexto, las declaraciones del exalcalde Rodolfo Carter sobre negar el acceso a la educación para niños y niñas migrantes han causado gran preocupación.
Desde la Defensoría de la Niñez se ha hecho un llamado a elevar el debate, teniendo en cuenta los estándares de derechos humanos que Chile ha adoptado. Efectivamente, la Convención sobre los Derechos del Niño, ratificada por Chile, establece que todos los niños y niñas, independientemente de su condición migratoria, tienen derecho a recibir una educación de calidad.
Integración Justa y Sostenible
Más allá de las posturas políticas, es fundamental encontrar soluciones que permitan abordar la crisis migratoria de manera integral, sin dejar atrás a los más vulnerables. Esto implica no solo garantizar el acceso a la educación, sino también a servicios de salud, vivienda y oportunidades laborales para las familias migrantes.
La integración de los migrantes debe ser un proceso bidireccional, donde tanto la población local como los recién llegados se adapten mutuamente, fomentando la cohesión social y el respeto a la diversidad.
Desafíos y Oportunidades
Si bien la crisis migratoria ha generado desafíos importantes, también representa una oportunidad para fortalecer nuestro sistema de protección social y promover una sociedad más inclusiva. Algunas propuestas innovadoras incluyen:
- Programas de capacitación y apoyo a las comunidades receptoras para fomentar la convivencia intercultural.
- Iniciativas de empoderamiento y emprendimiento para migrantes, que les permitan integrarse de manera autosuficiente.
- Alianzas público-privadas para facilitar el acceso a vivienda, salud y educación para familias migrantes.
- Revisión y actualización de las políticas migratorias, garantizando el respeto a los derechos humanos.
Hacia una Sociedad Más Justa e Inclusiva
En lugar de negar el acceso a la educación, debemos buscar soluciones que permitan a los niños y niñas migrantes integrarse de manera plena a la sociedad chilena. Esto no solo es un imperativo moral, sino también una inversión en el futuro de nuestro país, al brindar oportunidades a quienes serán los ciudadanos y líderes del mañana.
Juntos, podemos construir una sociedad más justa e inclusiva, donde todos los niños y niñas, independientemente de su origen, tengan la oportunidad de desarrollar su máximo potencial.