En un fallo histórico, el exgerente de Producción de Nova Austral, Arturo Schofield, ha sido condenado por los delitos de contaminación de aguas y obtención fraudulenta de bonificaciones estatales. Esta es la primera condena que logra la Fiscalía de Magallanes en la investigación que sigue contra los exejecutivos de la compañía.
La investigación reveló que entre 2016 y 2019, la gerencia de producción de Nova Austral instruyó a sus jefes de área a manipular las estadísticas de mortalidad de los salmones para ocultar las verdaderas cifras al Servicio Nacional de Pesca (Sernapesca). De esta manera, evitaban multas y mantenían sus utilidades, a costa del medio ambiente y la transparencia.
Estamos satisfechos con la decisión. El resto de los imputados hará uso de su derecho a defenderse en juicio oral, donde se discutirá la pertinencia de las pruebas que pretendemos incorporar. Esperamos tener un resultado favorable a nuestras pretensiones y de toda la sociedad magallánica
, enfatizó el fiscal Sebastián González.
Una Industria Manchada por la Avaricia
Este caso pone en evidencia los problemas que aquejan a la industria salmonera en Chile, donde la búsqueda desenfrenada de ganancias ha llevado a algunas empresas a sacrificar la sostenibilidad y el cuidado del medio ambiente. La contaminación de las aguas y el fraude en bonificaciones estatales son solo la punta del iceberg de una problemática más profunda.
Más allá de esta condena, otros cuatro ejecutivos de Nova Austral irán a juicio oral en los próximos meses, acusados de los mismos delitos. Esto demuestra que el escándalo alcanza a los más altos niveles de la compañía y que la Fiscalía está decidida a llevar a la justicia a los responsables.
El Impacto en la Comunidad de Magallanes
La comunidad de Magallanes, fuertemente dependiente de la industria salmonera, ha sido sacudida por este escándalo. Más allá de las implicaciones legales, el daño a la reputación de la empresa y la desconfianza generada en la población local han sido significativos.
Este caso sirve como un llamado de atención a la necesidad de mayor transparencia, rendición de cuentas y responsabilidad ambiental en la industria salmonera. Solo así podrá recuperar la confianza de las comunidades y asegurar un futuro sostenible para la región y el país.
La condena a Arturo Schofield es solo el comienzo de un proceso que promete sacudir los cimientos de la salmonicultura en Chile. Queda por ver si las lecciones aprendidas de este escándalo servirán para impulsar cambios duraderos en un sector que ha sido durante mucho tiempo un pilar de la economía regional.
