En un acto de justicia y empoderamiento, el presidente Gabriel Boric ha concedido el indulto a Katty Hurtado, quien se encontraba condenada a 20 años de prisión por dar muerte a su expareja mientras se defendía de una agresión. Este indulto presidencial, amparado en la Ley Nº 18.050, reconoce la compleja realidad que enfrentan muchas mujeres víctimas de violencia doméstica y busca reparar una injusticia.
Según los antecedentes del caso, en la madrugada del 14 de mayo de 2018, en la ciudad de Calama, Katty Hurtado acudió al domicilio de su expareja, Richard Aravena, para tratar asuntos económicos. Durante el encuentro, Hurtado le causó la muerte a Aravena mediante golpes en la cabeza con un objeto contundente y lesiones en el cuello con un elemento cortopunzante.
Sin embargo, la defensa de Katty Hurtado argumentó que el incidente ocurrió en un contexto de defensa propia, tras una agresión sexual por parte de su expareja, quien habría ejercido violencia física y sexual durante años. Lamentablemente, el sistema judicial no logró reconocer adecuadamente estas circunstancias atenuantes, condenando a Katty Hurtado por parricidio en 2021.
El indulto presidencial de Boric representa un importante paso hacia el reconocimiento de la violencia de género y la necesidad de proteger a las mujeres que se ven obligadas a defenderse de sus agresores. Este caso pone de manifiesto la urgencia de reformar los sistemas legales y judiciales para que sean más sensibles a las realidades complejas que enfrentan las víctimas de violencia doméstica.
Más allá de este caso particular, el indulto a Katty Hurtado envía un mensaje claro de que el Estado chileno está comprometido con la igualdad de género y la defensa de los derechos de las mujeres. Es un acto de justicia que reconoce la lucha de Katty y de todas aquellas que han enfrentado situaciones similares, y que busca reparar los errores del sistema.
Este indulto presidencial es un paso importante en el camino hacia una sociedad más justa y equitativa, donde las mujeres puedan sentirse seguras y empoderadas para defenderse de la violencia sin temor a ser criminalizadas. Es un llamado a la reflexión y a la acción para que casos como el de Katty Hurtado no vuelvan a repetirse.
