Modernizando el Estado Chileno: Hacia una Oferta Programática Eficiente y Efectiva
En los últimos tiempos, Chile ha puesto especial énfasis en modernizar su Estado y avanzar hacia una gestión más eficiente de los recursos públicos. Uno de los principales desafíos de esta titánica labor es repensar la oferta de programas sociales, los cuales tienen como objetivo atender oportunamente las diversas necesidades de la ciudadanía.
Actualmente, el Estado de Chile cuenta con 715 programas sociales y destina 36 mil millones de dólares anuales para estos fines, lo que representa casi la mitad del gasto público total. Ante esta cifra, surge la pregunta: ¿Cómo funciona nuestra oferta programática? Lamentablemente, la respuesta no es muy alentadora.
Diseño Deficiente y Duplicidad de Esfuerzos
Un primer elemento crítico es el diseño mismo de estos programas. Si bien algunos cuentan con un diseño coherente a su propósito específico, gran parte de ellos carece de un diseño adecuado. Un ejemplo de ello es la duplicación de esfuerzos que existe en la administración pública ante una misma problemática. Estudios han revelado que muchos programas sociales, coordinados por distintos servicios públicos, tienen el mismo propósito y abarcan la misma población objetivo, lo que genera ineficiencias y duplicidad de funciones.
Efectos Indeseados y Evaluaciones Insuficientes
Además, hay ocasiones en que el diseño de los programas genera efectos indeseados. Aunque los programas sean eficientes para enfrentar el problema específico para el cual fueron diseñados, muchas veces generan incentivos perniciosos respecto a otro problema social, sin ser este último considerado en el diseño. Un estudio realizado por el Centro de Políticas Públicas UC reveló que 25 de 80 programas sociales evaluados generaban desincentivos a la cotización previsional.
Por otro lado, la evaluación oportuna, efectiva y vinculante de las políticas públicas es un segundo elemento crítico. Actualmente, la Dirección de Presupuestos (DIPRES) y la Subsecretaría de Evaluación Social (SES) identifican un balance más negativo que positivo de estos programas sociales. De hecho, el 60% de los últimos 63 programas evaluados por DIPRES cuenta con un desempeño insuficiente, mientras que solo el 6% es evaluado con buen desempeño. Sin embargo, estas evaluaciones no son lo suficientemente vinculantes para la toma de decisiones respecto al rediseño o eliminación de los programas con desempeño deficiente.
Hacia un Estado Moderno y Eficiente
Para avanzar hacia un Estado moderno y eficiente, es fundamental atender los distintos nudos críticos que subyacen a la oferta programática chilena. Hoy en día, tenemos demasiados programas, muchos de ellos con desempeño deficiente, otros con objetivos duplicados e incentivos perniciosos para aquellos grupos a los que se pretende asistir.
Es necesario contar con una institucionalidad técnica que tenga por objetivo evaluar los programas, con un rol activo respecto a cuáles deban ser rediseñados o eliminados, así como aquellos que, tras buenas prácticas y efectos positivos significativos, puedan atraer más recursos y entrar en etapa de escalamiento. Mientras la ciudadanía sigue esperando la ansiada modernización del Estado, es necesario dar visibilidad y urgencia a estos temas, sobre todo si se trata de velar por un mejor uso de los recursos públicos.
Conclusión
Chile está dando pasos importantes hacia la modernización de su Estado, centrándose en la optimización de su oferta de programas sociales. Sin embargo, aún quedan desafíos por superar, como el diseño deficiente, la duplicidad de esfuerzos y la falta de evaluaciones vinculantes. Al abordar estos retos, el país podrá avanzar hacia un Estado más eficiente y efectivo, que brinde mejores servicios a la ciudadanía y haga un uso más responsable de los recursos públicos.