Carabineros Corruptos: La Caída de la Banda del Barrio Meiggs
En el corazón del bullicioso Barrio Meiggs, una banda de carabineros había tejido una red de corrupción y abuso de poder que parecía indestructible. Pero la justicia finalmente los alcanzó, exponiendo una trama de cohecho, apremios ilegítimos y hurto que sacudió los cimientos de la confianza pública.
El Último Prófugo se Entrega
Después de meses de evasión, el subteniente Elías Guerra Vergara, el único miembro de la banda que aún permanecía prófugo, finalmente se entregó a la justicia. Guerra Vergara, quien había sido dado de baja de Carabineros, se convirtió en el integrante número 13 de este grupo de uniformados de la Segunda Comisaría de Santiago que pasaron por los tribunales.
Los Delitos de la Banda
Según la investigación, los carabineros de esta banda cobraban sumas de dinero en forma mensual a estos locales chinos con el objeto de prestar supuestos servicios de seguridad, y en efecto cuando recibían estas sumas de dinero firmaban una especie de comprobante del pago realizado, explicó Marcela Adasme, fiscal jefa de Análisis Criminal de la Fiscalía Centro Norte.
Pero los abusos no se detuvieron allí. Guerra Vergara fue acusado de hurto simple por un incidente en el que, según el denunciante, el subteniente escondió un millón de pesos bajo su manga después de fiscalizar un vehículo cerca del Centro de Justicia.
La Caída de la Banda
Esta banda de carabineros corruptos, que se había enriquecido a costa de los comerciantes del Barrio Meiggs, finalmente enfrentó las consecuencias de sus acciones. Uno a uno, los miembros de este grupo fueron formalizados por una variedad de delitos, incluyendo cohecho, apremios ilegítimos, falsificación de instrumento público, hurto e incluso tráfico de drogas.
Conclusión
La caída de esta banda de carabineros corruptos es un recordatorio de que nadie está por encima de la ley, ni siquiera aquellos a quienes se les ha encomendado proteger a la ciudadanía. Este caso envía un mensaje claro: la justicia prevalecerá, sin importar cuán poderosos o influyentes puedan ser los infractores.
