Enfrentando el Terrorismo y el Crimen: Una Batalla por la Seguridad de Chile
La nueva ley antiterrorista ha pasado del Senado a la Cámara, donde se espera que finalmente sea aprobada con la urgencia que merece. La ley vigente, hecha hace 40 años en circunstancias de dictadura, no tiene ninguna posibilidad de combatir los desafíos que enfrenta el país en la actualidad.
El crimen que azota a Chile se puede dividir en cuatro aspectos principales, y entre algunas de estas organizaciones existe una íntima cooperación, lo que hace prever que la formación de grupos y cárteles ya está al día y poco falta para que lleguen a un acuerdo en cuanto a división de territorios y delitos.
El Terrorismo en la Macrozona Sur
El más antiguo y que propiamente reúne las características de terrorista se encuentra en la llamada macrozona sur, que abarca un territorio preocupante por su inmensidad: si calculamos desde Puerto Saavedra como límite sur, subiendo por las rutas 5-40, 140, P72-5 y la 160 hasta Lota; y desde Curacautin hasta Quidici en su ancho, se trata de unos 50.000 kilómetros cuadrados. Esta superficie equivale a un pequeño país europeo, como por ejemplo Eslovaquia.
Esta zona está cerrada, donde es imposible entrar sin arriesgar la integridad física o la vida, incluyendo a las fuerzas de orden. Un país dentro de un país, armado hasta los dientes, incendiando, destruyendo lo que considera que no es mapuche y asesinando colonos, turistas y – el colmo – carabineros. Su extensa costa permite la entrada o salida del país tanto de la droga, como armas y otro contrabando.
El Narcotráfico y la Delincuencia Organizada
El segundo foco es lo que se denomina narcotráfico, pero que en realidad ya se podría simplemente llamar narco, pues no solo trafica, sino que también elabora y exporta drogas desde el país. Solo en el gran Santiago se tienen registradas 17 zonas de concentración de este flagelo, principalmente en Puente Alto, San Bernardo y Cerro Navia.
El tercer aspecto se ubica en el norte, fronterizo con o cercano a Bolivia y Perú, donde el flujo de llegada de inmigrantes, en su mayoría ilegales y gran porcentaje dedicados al crimen, termina en Chile, fondo de saco de América. Por ahí entran las bandas criminales, gran parte de la droga y, posiblemente, armas.
La Delincuencia Común
El cuarto aspecto es la llamada delincuencia común, que se ha transformado en crímenes atroces: encerronas con resultado de muerte, asaltos a hogares con extrema violencia, secuestros que terminan en matanza, balaceras en las calles entre bandas rivales, ejecuciones a pleno día. Realmente da miedo ya salir a la calle, hasta de pleno día.
La Respuesta del Gobierno
El Gobierno de Boric está por hacer algo al respecto. El Parlamento finalmente, tras décadas de atraso, parece tomar en serio la situación y puede ser que en pocos días se apruebe una ley antiterrorista, que ojalá tenga más contenido que solo la lucha contra el terrorismo, y abarque todo lo enumerado.
Hay al menos dos aspectos donde el Ejército y la Marina pueden tener un rol desequilibrante mediante una gran cooperación con Carabineros y el PDI en las dos macrozonas, las del Norte y del Sur. La consecuente liberación de agentes de orden y un importante aumento de la dotación, armas y vehículos de los dos cuerpos tendrá que controlar el resto.
Conclusión
La batalla por la seguridad de Chile es una prioridad urgente. La nueva ley antiterrorista y la cooperación entre las fuerzas de seguridad pueden ser la clave para combatir el terrorismo, el narcotráfico y la delincuencia que amenazan la estabilidad del país. Es hora de actuar con determinación y proteger a los ciudadanos chilenos.