La misteriosa base espacial china que Argentina alberga cerca de la frontera con Chile
La base espacial china en la Patagonia argentina, establecida en 2014, simbolizó en ese entonces tanto el fortalecimiento de los lazos entre el país trasandino y el gigante asiático, como las preocupaciones de Estados Unidos respecto al avance chino en la región. Este complejo ubicado junto a una ruta que conecta con la Reserva Nacional Alto Bío Bío, es objeto de curiosidad y especulación, pero ahora más que nunca está bajo escrutinio.
En una reciente visita a Tierra del Fuego, el presidente argentino Javier Milei destacó la “afinidad natural” entre Argentina y Estados Unidos, agradeciendo la presencia de la general del Ejército estadounidense Laura Richardson.
La base espacial china en la Patagonia argentina
Luego de que la Jefa del Comando Sur confirmara la transferencia de un nuevo avión Hércules C-130H a la Fuerza Aérea argentina, desde el Gobierno le manifestaron la intención de realizar una visita a la base espacial china para avanzar en una inspección tras una alerta emitida por el Gobierno norteamericano. En ese sentido, subrayaron que “no hay militares alojados en la misma”.
Según recuerda Perfil, la instalación de la base la Estación de Espacio Profundo CLTC-CONAE-NEUQUEN se origina en acuerdos firmados entre 2012 y 2014, durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, entre la Argentina y China. Mauricio Macri le dio continuidad en su gestión y Alberto Fernández lo apoyó, ya que los chinos califican la instalación como “estrictamente científica”.
¿Qué se hace en esa base?
En 2019 la Televisión Pública ingresó por primera vez a la también llamada Estación de Observación de Espacio Lejano y grabó el interior de las instalaciones donde viven casi aislados los científicos espaciales chinos encargados de operar la antena y recopilar los datos que de ella surgen.
De acuerdo con el documental, algunas autoridades provinciales y de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) de la Argentina aseguran que la actividad que se desarrolla allí es absolutamente científica y tiene como objetivo explorar el lado oscuro de la Luna.
En el sitio web oficial de la agencia gubernamental encargada del plan espacial nacional indican que la antena está “dirigida fundamentalmente a misiones denominadas de espacio profundo, ubicadas a distancias que superan los 300 mil kilómetros de distancia de la Tierra”.
El convenio dice también que la CONAE obtiene el beneficio de acceder al 10% del tiempo de uso de la antena para el desarrollo de proyectos de investigación científica nacional y de cooperación regional e internacional, además de instalar equipos en el predio. Para 2019, ya se había reportado la realización de observaciones radioastronómicas.
Cómo es la vida dentro del predio
En la estación neuquina, los habitantes –que rotan cada año o más- tienen un espacio interior donde pasan la mayor parte del tiempo, dada la hostilidad del clima en la zona y las amplitudes térmicas. Desde el ingreso, se observa un amplio hall con las banderas de China y Argentina, y una gran obra en relieve con la Gran Muralla China.
La rutina en la Estación no permite transgresiones: la actividad arranca muy temprano con un desayuno abundante y típicamente chino, y luego los técnicos caminan hacia el control, un lugar despojado y sólo adornado con banderas rojas con leyendas en chino que reafirman la voluntad del país sobre sus habitantes.
Tienen asignado un cocinero y cada técnico posee un cuarto con baño privado. Comparten una sala de estar y otra de reuniones y una cocina amplia con televisor. También un salón de deportes y juegos, donde no falta la mesa de ping pong. Pese a mantener estrictas costumbres de su país, en el exterior de la Estación hay una parrilla donde cada tanto, los chinos se animan a cocinar un asado criollo.
En el lugar, los gatos y perros son los mejores amigos de los chinos, además de algún que otro proveedor que los nutre de alimentos y/o servicios. Sin embargo, el personal chino está también capacitado para arreglos eventuales de la antena.
En conversación con Perfil, Nerina Sturgeon, la primera periodista en ingresar a la estación y quedarse a dormir, relató que pasó tres días y dos noches en la base espacial. “La primera sensación fue que era un lugar no contemplado para mujeres. De hecho uno de los técnicos tuvo que dejarme su habitación porque no había más”, comentó.
En esa línea, reveló que en la instalación solo viven y trabajan hombres. “Tuve la posibilidad de hablar con alguno de ellos y ellos estaban con la certeza de que la misión que tenían era lo mejor que les había pasado”, dijo.
Acerca de cómo manejan el aislamiento, Sturgeon indicó que “procesan la soledad de otra manera” y recordó que uno de los científicos había tenido un bebé hacía tres meses y hacía nueve que estaba ahí. El hombre no iba a volver por lo menos en un año más. “A mí se me partía el corazón y él, sin embargo, estaba feliz”, remarcó.
“Fuí a todos los lugares que quise y no me impidieron el acceso a ninguno. Vi la obra de electricidad y pavimentación que hicieron como parte del trato. Le llevaron luz a una escuela rural, a pueblos olvidados y dieron trabajo a lugareños. Eso no quiere decir que está bien o mal lo que hacen, es que cumplieron con esa parte del convenio”, concluyó la periodista.