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Descubre el poder de la sinergia intergeneracional para fortalecer la democracia

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Descubre el poder de la sinergia intergeneracional para fortalecer la democracia

Introducción

El núcleo de una democracia sólida y en constante autoconocimiento se basa en una dinámica relacional vital: la sinergia entre generaciones. El mundo de hoy presenta nuevos desafíos y por ello se debe asumir que las diferencias no integradas o valoradas entre jóvenes y mayores generan divisiones. Como respuesta el fomentar la conexión y solidaridad entre diferentes edades garantiza la viabilidad y la unidad armoniosa de nuestra vida democrática.

La sinergia generacional implica cooperación social activa, reconociendo y valorando los aportes únicos que cada grupo o persona ofrece a la sociedad. Es un entramado que articula el bien común desde una concepción de justicia contributiva como la concibe Michael Sandel, concepción que prioriza las capacidades y contribuciones de cada uno como factores claves para construir un sentido de comunidad, equidad y solidaridad; esta sinergia se manifiesta en una vida cívica donde prima la deliberación pública y la construcción colectiva de un futuro más inclusivo.

La importancia de la sinergia intergeneracional

Una muestra de lo contrario se deja ver en el documental La Teoría Sueca del Amor de Erik Gandini; el director logra capturar la desintegración social, la profunda soledad y la desaparición de valores comunitarios que provoca la instauración constitucional de la independencia personal en Suecia. Las generaciones y sus diversidades rehúyen las responsabilidades mutuas que implicaría una convivencia más intensa y comprometida. El resultado es un hondo desconocimiento que alimenta la desidia respecto a la otredad, evadiendo problemas, cuestionamientos colectivos y desafíos emocionales.

La democracia, más allá de un cumplimiento procedimental o meramente funcional requiere del intercambio intergeneracional de conocimientos y perspectivas. Desde ahí brota la sustantividad de la copresencia, del sentido de pertenencia y valoración de una vida en y por la comunidad. Los jóvenes, por ejemplo, aportan perspectivas innovadoras y los mayores aportan experiencia y estabilidad. La interacción dinámica entre ellos enriquece el proceso democrático y la consiguiente toma de decisiones.

Ejemplos de sinergia intergeneracional

Siguiendo experiencias concretas tenemos el Día de la Vida (Kurashi no Hi) en Japón donde jóvenes y personas mayores, en un entorno comunitario, comparten conocimientos tradicionales e innovadores unificando los propósitos. En Noruega existen Consejos Juveniles, a nivel de condado, donde los jóvenes influyen en las políticas locales y las personas mayores actúan como facilitadores y mentores. Esta bidimensionalidad colaborativa permite integrar saberes y edades al proceso político mitigando la exclusión o el resentimiento que toda marginación produce; la escucha activa y la corresponsabilidad permiten afianzar las contribuciones diversas.

Una experiencia más compleja y amplia es la que lleva a cabo la Comisión Intergeneracional de Vancouver. En ella se activa la vida cívica y comunitaria abordándose, desde la perspectiva intergeneracional, problemáticas de vivienda, empleo, transporte, salud, recreación entre muchas otras áreas. Se incentiva el entendimiento mutuo y la colaboración desde una óptica experiencial y en conjunto con los gobiernos locales se desarrollan políticas y programas que recogen las necesidades territoriales y generacionales.

El impacto de la sinergia intergeneracional

Como vemos la sinergia generacional nos encamina hacia la cohesión social y la solidaridad, hacia metas comunes. Se redefine la dinámica del tejido social y se construyen lazos que trascienden las iniciales brechas generacionales. La sinergia intergeneracional, además, desde un punto de vista ético, posibilita el superar los estereotipos y prejuicios arraigados que se derivan del edadismo (ageism) o el menosprecio a la juventud.

En nuestro país se ha pasado por alto la importancia y aporte de las experiencias intergeneracionales; construir espacios operativos y colaborativos es primordial en escuelas, lugares de trabajo y comunidades locales. Se cumple el doble objetivo de conocer las necesidades próximas y al mismo tiempo se fortalece la formación ciudadana. La integración comunitaria se beneficiaría a su vez con un voluntariado y servicio comunitario intergeneracional.

Conclusión

En última instancia, la sinergia generacional no solo fortalece la democracia, sino que también la hace más resistente y adaptable al articular un futuro común e integrado entre generaciones. Al aprovechar este potencial inclusivo de elucidación reciproca, la transferencia generacional de valores democráticos y de justicia social (de distribución o contribución) se hace más efectiva. El espíritu de colaboración y solidaridad pavimenta cambios y adaptaciones sin rupturas; lo venidero se torna menos incierto al hacer eco de modelos societales más inclusivos, justos y sostenibles.

En resumen, la sinergia generacional, tan despreciada hoy, es esencial para una democracia consciente y en movimiento. Al reconocer y valorar las contribuciones de todas las edades, estaremos construyendo un presente y futuro donde la diversidad integrada de experiencias y perspectivas se proyecte y consolide. La conciencia de toda una vida, de todo un recorrido que más temprano que tarde todos transitaremos, será el comienzo continuo de una vida cívica y democrática a escala de cada uno, de todos y de nuestras comunidades.

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