La realidad de la educación en Chile: desafíos y oportunidades
Entre el 2008 y el 2018, la institucionalidad de la educación chilena experimentó cambios significativos. Se implementaron diversas reformas con el objetivo de terminar con las desigualdades, promover la inclusión y fortalecer la educación pública. Sin embargo, los resultados obtenidos hasta ahora no han sido los esperados.
A pesar del enorme aumento de la inversión pública en educación, que representó casi el 25% del PIB, la inasistencia y la deserción escolar han aumentado. Los liceos emblemáticos ya no son espacios de calidad y movilidad social, y los resultados educativos siguen siendo más bajos que hace una década. Además, miles de niños comienzan el año escolar sin matrícula y los nuevos servicios locales de educación enfrentan problemas de gestión.
El Ministerio de Educación de este gobierno ha demostrado ser incapaz de garantizar adecuadamente el derecho a la educación de los niños y adolescentes del país. La falta de liderazgo para impulsar la recuperación educativa tras la pandemia ha tenido efectos devastadores en los aprendizajes, la salud mental y la violencia. Además, se han evidenciado serios problemas de gestión, como la falta de matrículas en el caso del SLEP de Atacama.
Es necesario revisar los efectos de las reformas implementadas en los últimos años para resolver los problemas que han surgido. La prohibición de seleccionar en los liceos emblemáticos y las limitaciones para garantizar el servicio educativo en todo el país son algunos de los nudos críticos que deben abordarse. Para lograrlo, el ministro debe buscar la colaboración y los acuerdos necesarios en lugar de buscar culpables.
Mejorar la educación en Chile requiere un propósito claro y compartido. No hay tiempo que perder para enfrentar la magnitud de la crisis actual. Es necesario trabajar juntos para garantizar el derecho a la educación y la inclusión de todos los niños y adolescentes del país.
