El desprecio por la vida y el atropello ya es habitual en Chile
Es motivo de gran preocupación para nuestras comunidades y para muchos conciudadanos, observar el grave deterioro que se ha producido desde hace algunos años en nuestras relaciones cívicas, que afectan seriamente la capacidad de buscar soluciones justas y oportunas a las dificultades que enfrentamos.
Con estas palabras, los representantes de 11 de los principales credos existentes en nuestro país alzaron la voz a través de una declaración pública enviada a BioBioChile, a fin de buscar soluciones a la crisis de inseguridad, corrupción e institucionalidad que -advierten- está afectando a Chile.
La misiva está firmada por el Arzobispo Católico de Santiago, Fernando Chomalí; el Arzobispo Ortodoxo de Chile, Sergio Abad; el Arzobispo Primado de la Iglesia Anglicana en Chile, Héctor Zavala; el representante protocolar de las Iglesias Evangélicas ante el Estado de Chile, Emiliano Soto; el Presidente de la Plataforma Evangélica Nacional, Héctor Cancino; el Obispo Presidente de la Unión de Iglesias Pentecostales de Chile, Sergio Velozo; y el Obispo Director de la Comisión Legal Evangélica, Francisco Javier Rivera.
Junto a ellos también figuran los nombres del Obispo Vicepresidente de la Mesa Ampliada UNE-Chile, Eduardo Cid; el Rabino Presidente de la Comunidad Judía de Chile, Eduardo Waigortin; el Rabino Presidente de la Confraternidad Judeo-Cristiana de Chile, Samuel Szeinhendler; y el Presidente del Centro de Cultura Islámica de Chile, Fuad Musa.
La inseguridad y la corrupción en Chile
En la declaración, se aborda el grave aumento de la inseguridad en nuestro territorio, sobre todo de la mano del alza en los homicidios, que según los representantes religiosos ha creado un temor que para todos es notorio.
El desprecio por la vida, el atropello a la propiedad privada y a las leyes se ha convertido en algo habitual. La expansión de la droga y la presencia del crimen organizado, no conocido en Chile, está destruyendo los elementos esenciales de la vida ciudadana y en particular nuestros barrios, familias y nuestra juventud, expresaron.
El texto también aborda los recientes casos de corrupción que han afectado a instituciones públicas y privadas, con escándalo de los ciudadanos, por el mal ejemplo y la deshonestidad, precisamente de aquellos que tienen un particular compromiso con el bien común, haciendo especial hincapié en el mal uso de fondos públicos que pertenecen a todos los chilenos y deberían destinarse a resolver nuestros problemas comunes.
La necesidad de un acuerdo nacional
Finalmente, la carta destaca la incapacidad de los actores políticos para llegar a acuerdos sobre temas esenciales, citando como ejemplo los dos fallidos procesos constituyentes.
El ya habitual incumplimiento de las normas más elementales de convivencia es una de las consecuencias más graves de este proceso, que tiene efectos desintegradores para la convivencia cívica y el progreso, sentencian.
A partir de esto, es que los prelados demandaron el avance hacia un acuerdo nacional mediante una política de acuerdos y consensos, ofreciendo su colaboración en pos de este objetivo.
Nuestra nación ha vivido muchas veces momentos de crisis a lo largo de su historia. Ellos son siempre un acicate para el progreso, la superación y una gran oportunidad para expresar, en los hechos y de verdad, nuestro amor a Chile y a sus habitantes. Nuestras comunidades siempre han estado presentes para asistir y aliviar a los afectados por las emergencias, como recientemente en el caso de los incendios y seguiremos haciéndolo. Llamamos a todos a volver a las sendas del entendimiento y comprensión entre nosotros y trabajar por el progreso, concluyen.
