La proteína casera: una opción saludable y natural
La proteína casera es una alternativa a los concentrados en polvo que ofrecen las tiendas alimentarias, con el plus de que está libre de productos industrializados. Pues hay que tener en cuenta que la base de todo es la naturaleza y es allí donde podemos encontrar todo lo necesario para una nutrición completa.
María José López Claro, especialista en Nutrición ayurvédica, tiene una receta base para preparar proteína casera y almacenarla para combinar diariamente con otros alimentos. Con los ingredientes naturales y un paso tan simple como el procesado, es posible obtener una vasta cantidad, de la que se recomienda consumir 10 gramos por porción aproximadamente (2 cucharadas soperas).
Beneficios de la proteína casera
La profesional señala que las proteínas “son esenciales para el crecimiento”, y que las grasas y carbohidratos no pueden sustituirlas, ya que no tienen nitrógeno. A su vez, aclara que “uno sí podría obtener energía de las proteínas (sería un desperdicio), o formar grasa a través del exceso de carbohidratos”; sin embargo, para formar proteína en el cuerpo, “es necesario el consumo de aminoácidos”.
En resumen, estos nutrientes proveen de 3 beneficios esenciales:
- Proporcionan los aminoácidos esenciales fundamentales en la síntesis de los tejidos. El organismo experimenta constantemente recambio de las mismas.
- Suministran materias primas para la formación de los jugos digestivos, hormonas, proteínas plasmáticas, hemoglobina, vitaminas y enzimas. Brindan balance a nivel digestivo y hormonal.
- Funcionan como amortiguadores, ayudando así a mantener la reacción de diversos medios tales como el plasma, líquido cerebro-espinal y secreciones intestinales.
Cómo preparar proteína casera
Preparar nuestra proteína es algo muy simple, de acuerdo a esta poderosa receta. Se necesita:
- 50 g de espirulina
- 50 g de quinoa tostada (inflada, pop)* se puede hacer en casa.
- 30 g de semillas de cáñamo
- 30 g de levadura nutricional
- 30 g de semillas de calabaza
- 30 g de semillas de girasol
- 30 g de maní tostado
- 30 g de semillas de sésamo
Se debe procesar cada uno de los ingredientes por separado y unirlos en un bowl (excepto la espirulina que ya viene en polvo), y listo. Para almacenar esta proteína casera, hay que guardarla en un frasco cerrado herméticamente, en la heladera. López Claro, explica que el sabor es “súper neutro” y que la espirulina no lo perjudica. De modo que es ideal para sumar a las ensaladas, platos principales, licuados, dips, entre otros.
La especialista también destaca los nutrientes utilizados y detalla por qué este preparado es proteico y de alto valor biológico. Las proteínas netas formarán en nuestro cuerpo proteína sin desperdiciarse. “Tanto la quinoa, semillas de cáñamo y espirulina tienen todos los aminoácidos esenciales, no tiene aminoácidos que limiten la formación de proteína en el cuerpo. La quinoa tiene la particularidad de tener el doble de lisina, un aminoácido en déficit en la levadura nutricional, con lo cual su combinación con esta complementa”, describe. Por su parte, las semillas de calabaza y el maní, son ricas en lisina y pobres en metionina y por lo contrario las semillas de girasol y sésamo son ricas en metionina y pobres en lisina. De modo que esto es un armado de “uniones complementarias”.
Dato útil
Puede que el cáñamo sea lo más complicado de encontrar para preparar esta proteína casera. Pero a no desesperar. La especialista con 138 mil seguidores en su cuenta de Instagram, sostiene que este ingrediente puede ser reemplazado por el amaranto. Las semillas también deben ser tostadas (infladas), así se obtienen todos los aminoácidos esenciales. Ya no hay excusas para postergar las mejoras en nuestra alimentación.