Una decisión que salva vidas
La Corte de Apelaciones de Santiago ha emitido una orden que ha generado gran controversia en el país. En un fallo unánime, el tribunal de alzada ha determinado que un niño de 9 años debe recibir una transfusión de sangre para tratar su enfermedad y evitar poner en riesgo su vida.
Esta decisión se tomó luego de que el Hospital Roberto del Río presentara un recurso de protección, debido a que la madre del menor se oponía al procedimiento por motivos religiosos. La Cuarta Sala de la Corte de Apelaciones acogió el recurso, argumentando que es necesario proteger el derecho a la vida y a la integridad física y psíquica del niño.
El interés superior del niño
En su fallo, los jueces recalcaron que sin el tratamiento indicado por los especialistas, la esperanza y calidad de vida del menor disminuirían considerablemente. Por lo tanto, consideraron que la salud del niño debe prevalecer por encima de la interpretación de la libertad de culto de su madre.
Además, se enfatizó que adoptar una postura que pueda poner en riesgo la vida del niño va en contra del interés superior del menor. La Corte de Apelaciones resaltó que es fundamental garantizar el derecho del niño a recibir la asistencia médica necesaria y oportuna para seguir con vida.
La vida por encima de todo
En su resolución, los jueces dejaron claro que el derecho a la vida está por encima de cualquier disposición constitucional, credo o confesión religiosa. Cualquier acción u omisión que afecte el pleno goce de los derechos y garantías reconocidos por la Constitución y la ley no puede invocarse en detrimento del derecho a la vida.
Esta decisión de la Corte de Apelaciones ha generado un intenso debate en la sociedad, ya que pone en tensión la libertad de culto y el derecho a la vida. Sin embargo, el tribunal ha dejado claro que en casos como este, donde está en juego la vida de un niño, la prioridad debe ser garantizar su salud y bienestar.
Conclusiones
La Corte de Apelaciones de Santiago ha tomado una decisión trascendental al ordenar que un niño de 9 años reciba una transfusión de sangre para tratar su enfermedad y evitar poner en riesgo su vida. Aunque esta medida ha generado polémica en relación a la libertad de culto, el tribunal ha argumentado que el derecho a la vida debe prevalecer por encima de cualquier otra consideración.
Es importante reflexionar sobre los límites de la libertad de culto cuando está en juego la vida de una persona, especialmente cuando se trata de un menor de edad. La protección del interés superior del niño debe ser una prioridad en cualquier sociedad, y esta decisión de la Corte de Apelaciones es un claro ejemplo de ello.
