Los últimos días junto a su padre
Javiera y Cristóbal, hijos del fallecido periodista Augusto Góngora, abordaron las razones de su padre para grabar ‘La Memoria Infinita’. Además, recordaron los últimos días junto al comunicador, quien falleció tras padecer Alzheimer.
‘Esta enfermedad tiene muchas etapas. Y hubo una etapa, muy larga y bonita, en que a mi papá le gustaba que yo le contara historias. Y esas historias tenían que ver con todo lo que habíamos vivido nosotros. Historias de cuando éramos niños, de nuestros cumpleaños, de nuestras vacaciones, de nuestros paseos’, recordó Javiera Góngora en conversación con Culto de La Tercera.
‘Me gustaba mucho sentarme con él y hablar, hablar, hablar, porque su cara relucía. Lo que más le gustaba era conversar. Enterarse de cosas que para él eran, entre comillas, nuevas. Relatárselas le provocaba una gran felicidad’, agregó la hija mayor del periodista.
La intimidad del documental
Junto con lo anterior, recordó que antes de la grabación de la cinta se juntaron con Maite Alberdi para exponer sus temores de ‘hacer público algo tan íntimo’.
‘Mi principal aprensión era que hubiera un resguardo por la intimidad más privada, por momentos más cotidianos. No por los problemas de la enfermedad en sí, sino que en el fondo queríamos conocer cuáles eran los límites a los que ella había pensado enfrentarse’, señaló Javiera.
‘Fue una conversación bien participativa, familiar, y también con amigos muy cercanos. Amigos de mi papá y amigos nuestros. Y amigos que se van mezclando en la vida. Agradezco mucho eso, que mi papá me ha heredado muchos amigos que se mueven también en el mundo audiovisual, de la cultura y del periodismo’, agregó.
La participación de los hijos
Por su parte, Cristóbal Góngora destacó que su padre siempre los integró a todas las decisiones de su vida, desde ‘remodelar una pieza hasta hacer este documental’.
‘Habíamos conversado con la Javiera, la Paulina y mi viejo que estaba esta idea, y llegó un minuto en que él decidió que quería hacerlo. Nosotros le dijimos ‘bacán’, que lo íbamos a apoyar, que lo respetábamos’, comentó el hijo menor del comunicador.
Sobre las razones de protagonizar el documental, Javiera indicó que su padre ‘quería hacerlo porque él siempre contó historias de otras personas. Y esas personas nunca le cerraron la puerta, confiaron mucho en él’.
‘Tenía la misma capacidad de llegada que puede tener la Maite, que es una mirada especial, con talento, pero además con cariño (…) Las realidades que mostraba él no eran fáciles. Y había distintas maneras de mostrarlas, pero él siempre buscó formas cariñosas, reflexivas, responsables. Y muy consciente del valor social y colectivo’, explicó.
Una historia de amor
Cristóbal manifestó que la película ‘es una historia de amor en muchos sentidos’ y agradeció el poder participar de ella.
‘Es el reflejo de que siempre estuvimos unidos. Nuestros padres se separaron y nosotros nos fuimos a vivir con él cuando éramos bien chicos. Mi viejo se hizo cargo de dos niños cuando los hombres no vivían con sus hijos. Fue muy disruptivo en ese sentido’, comentó.
Los últimos días junto a su padre
En la conversación, el hijo de Augusto Góngora recordó los últimos días que vivió con su padre. ‘Ya estaba bien deteriorado. Lo recuerdo con mucho cariño. Recuerdo su dolor, su piel. Estar con él, tomarle la mano, acariciarlo, besarlo, sentirlo… es difícil transmitirlo’, manifestó.
‘La última etapa fue un período bien largo, bien difícil, no sabría explicar con palabras cuando estás con una persona que amas tanto, y que te enseñó tanto, verlo en una situación tan delicada. Es complejo’, complementó Cristóbal.
Por su parte, Javiera indicó que ‘ya era, evidentemente, un momento de despedida. A pesar de que su enfermedad fue larga y uno ya puede saber el desenlace, cuando llega el momento es muy fuerte y muy doloroso’.
‘Yo no quería que en ningún momento él sintiera que podíamos quedar desprotegidos, porque sé que esa era una de sus preocupaciones constantes, en todas las etapas de su vida. Al final, no te queda más que decir que nos vamos a cuidar entre nosotros, tal como él nos habría cuidado’, agregó la hija del periodista.
Un legado eterno
Finalmente, pese a lo anterior, Javiera reveló: ‘Yo, honestamente, todavía no estoy preparada para vivir sin mi papá. Lo echo mucho de menos. Siempre pienso en él, no hay aspecto de mi vida que no se cruce con su recuerdo, o cuando pienso ‘qué me diría él de esto, cómo saldría de esto, cómo lo resolvería, cómo lo enfrentaría’. Aunque todo está cruzado por una sensación de agradecimiento tan grande, que no te queda más que decírselo y decirle que puede partir tranquilo, porque aquí estamos todos los que lo vamos a querer y recordar para siempre.