Impactantes testimonios de los pasajeros del vuelo L800 de Latam
La prensa neozelandesa ha dado a conocer nuevos testimonios de los pasajeros del accidentado vuelo L800 de Latam, que cubría la ruta entre Sídney y Santiago. Este vuelo sufrió un incidente técnico que lo hizo perder altura, resultando en 50 personas heridas, 13 de las cuales necesitaron asistencia hospitalaria en Nueva Zelanda.
Ahora, los primeros pasajeros han comenzado a contar detalles sobre los dramáticos instantes en los que todo se descontroló, dando como resultado relatos estremecedores.
Un vuelo tranquilo que se convirtió en pesadilla
Uno de los pasajeros, Brian Jokat, un canadiense, relató: «No hubo turbulencias previas, simplemente navegamos sin problemas durante todo el camino. Me había quedado dormido y afortunadamente tenía puesto el cinturón de seguridad y, de repente, el avión cayó… Pensé que estaba soñando. Abrí los ojos y él estaba en el techo del avión boca arriba, mirándome. Era como El Exorcista».
Otro pasajero, con voz temblorosa, dijo: «La gente salió volando porque no llevaban sus cinturones. Algunas personas quedaron bastante heridas. La gente tuvo realmente miedo».
El incidente técnico y la investigación en curso
Según los pasajeros, el avión, un Boeing 787 Dreamliner, perdió altitud rápidamente sobre el mar de Tasmania. La aerolínea LATAM ha declarado que el vuelo L800 tuvo un incidente técnico durante el viaje que provocó un fuerte movimiento, pero no ha proporcionado más detalles al respecto.
Expertos chilenos se encuentran investigando este incidente técnico y han viajado a Nueva Zelanda para colaborar con las autoridades locales en la investigación.
El aterrizaje y las consecuencias
Finalmente, la aeronave aterrizó en el aeropuerto de Auckland, como estaba previsto, ya que tenía una escala allí. El vocero de LATAM lamentó profundamente las molestias causadas por esta situación.
Los servicios de rescate atendieron a los heridos, transportando a 12 pacientes al hospital. A medida que los pasajeros comenzaron a recuperarse, arribaron a Santiago desde Nueva Zelanda, compartiendo sus experiencias aterradoras.
Verónica Martínez, una pasajera, relató: «No hubo turbulencias, nada. De repente se apagó todo y el avión se fue de bruces, como una montaña rusa, y después subió. Lo que más me impresionó fue que una señora detrás mío iba con un bebé, y yo vi volar al bebé. Fue terrible».
