¿Valorar la diversidad o refugiarse en los prejuicios? La lucha por la dignidad humana

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La lucha por la dignidad humana

El artículo 1° de la Constitución Política de la República establece que “las personas nacen libres e iguales en dignidad y derechos”. Sin embargo, la realidad es que la discriminación y los prejuicios siguen siendo una triste realidad en nuestra sociedad. A pesar de los avances legales y constitucionales, la violencia, el mal trato y la competencia desenfrenada siguen vulnerando a diario la dignidad de las personas.

La Comisión de Expertos propone que la dignidad humana es inviolable y la base del derecho y la justicia. Pero, ¿cómo podemos actuar en consecuencia y luchar contra los prejuicios y la discriminación?

La importancia de valorar la diversidad

La dignidad humana implica tratar y ser tratados bien, con respeto, igualdad y valoración, sin importar el género, religión, orientación sexual, origen étnico, discapacidad u otras características personales o de grupo al que pertenecen. Las sociedades que más evolucionan y que son más creativas e innovadoras, son aquellas que son más diversas, mientras que las sociedades endogámicas, tienden al estancamiento y a la descomposición social.

Es imposible que todos seamos iguales. La socialización implica necesariamente relacionarse con personas diferentes a uno. Exponerse a culturas, personas, sociedades diversas no es fácil. Pero es necesario para crecer como personas y como sociedad. Las personas son más libres en sociedades más diversas, respecto de las que son más cerradas.

Los prejuicios como obstáculo

Contrario al concepto de dignidad, están los prejuicios. Niñas y niños nacen iguales en dignidad, pero lamentablemente los procesos de socialización les transmiten prejuicios. Desde temprana edad, absorbemos mensajes y actitudes de nuestro entorno que pueden perpetuar estereotipos y prejuicios.

Muchas chilenas y chilenos se sienten hoy amenazados por las llamadas agendas identitarias; ven amenazadas sus formas de vida por aquellos movimientos tendientes a deconstruir prejuicios y que ponen en valor las características de esas personas y grupos, así como asegurar las condiciones del buen trato y el respeto de sus derechos. Ese miedo está siendo motor de movilización para cuestionar el principio rector de todo sistema educacional, el cual es asegurar el cumplimiento de la normativa respecto al derecho a la educación, la inclusión y la igualdad de trato.

Conclusión

La lucha por la dignidad humana es una tarea constante y necesaria en nuestra sociedad. Debemos valorar la diversidad y luchar contra los prejuicios y la discriminación. No podemos refugiarnos en nuestros miedos y prejuicios, sino que debemos ser una sociedad valiente que valora las diferencias y trabaja por la inclusión y la igualdad de trato.

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