La región de La Araucanía en Chile se ha visto sacudida por una ola de ataques incendiarios en los últimos días, que han dejado un rastro de destrucción y preocupación en la zona. Según los reportes, siete máquinas forestales fueron quemadas en la localidad de Huichahue, en la comuna de Cunco, en un nuevo atentado que se suma a otros tres ocurridos en las últimas 72 horas.
Los hechos, que han sido adjudicados por la organización radical Weichan Auka Mapu (WAM), han generado una fuerte reacción de las autoridades. El seremi de Seguridad Pública de La Araucanía, Israel Campusano, ha señalado que estos actos «no obedecen a causas de reivindicación territorial, sino a delitos, a criminalidad».
Una Oleada de Violencia sin Precedentes
Los últimos incidentes se suman a otros dos ataques incendiarios registrados el viernes en la comuna de Vilcún. En ese caso, una casa patronal y un galpón quedaron completamente destruidos, con lienzos alusivos a demandas mapuche encontrados en el lugar.
Además, durante la madrugada del sábado, se conoció de un tercer ataque incendiario en el sector Cullinco Bajo de la comuna de Carahue, donde se encontró un lienzo firmado por la organización WAM.
Respuesta de las Autoridades
Ante esta oleada de violencia, las autoridades han reaccionado con firmeza. El seremi Campusano ha confirmado la presentación de dos querellas criminales por el delito de atentado terrorista por los últimos hechos de violencia en la zona.
Asimismo, se ha convocado una reunión de emergencia para abordar la situación y coordinar acciones que permitan hacer frente a esta ola de ataques incendiarios que han sacudido a La Araucanía.
Un Llamado a la Calma y la Justicia
Mientras las investigaciones continúan, es crucial que todas las partes involucradas mantengan la calma y busquen soluciones pacíficas y apegadas a la ley. La violencia y la destrucción no son la respuesta, y solo servirán para profundizar las divisiones y el conflicto en la región.
Es momento de que las autoridades y las comunidades trabajen juntas para encontrar formas de abordar las legítimas demandas y reivindicaciones, sin recurrir a actos de vandalismo y terrorismo que solo traen más sufrimiento a la población.