El debate entre las candidatas presidenciales Evelyn Matthei y Jeannette Jara se ha intensificado en torno a temas de derechos humanos y memoria histórica. Matthei, de la coalición Chile Vamos, Amarillos y Demócratas, ha generado controversia al afirmar que el Plan Nacional de Búsqueda de Detenidos Desaparecidos durante la dictadura «no es búsqueda, es venganza».
En respuesta, Jara, la candidata del Partido Comunista, ha acusado a Matthei de ser «la misma que abrazaba a Pinochet», argumentando que «si a uno le hubieran desaparecido o ejecutado un hijo, no dejaría de buscarlo ni tampoco dejaría buscar justicia». Jara ha asegurado que, de llegar al gobierno, fortalecerá el Plan de Búsqueda.
Posiciones Encontradas Sobre Derechos Humanos
Las diferencias entre ambas candidatas se extienden más allá del Plan de Búsqueda. Matthei ha señalado que, en su gobierno, el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) «se tiene que hacer completamente de nuevo», ya que «se han dedicado solamente a perseguir carabineros». Además, ha indicado que no construiría un nuevo Museo de la Memoria en Concepción.
Por su parte, Jara ha acusado a Matthei de ser «de las que corría a abrazar a Fidel Castro» y de haber avalado «gobiernos en donde abunda el hambre y el miedo». La candidata del Partido Comunista ha dejado claro que no quiere «eso» para Chile, sino «futuro para las mujeres, trabajo para los jóvenes y certezas para los adultos mayores».
Buscando un Camino Razonable
Matthei se ha posicionado como una opción «razonable» para Chile, rechazando tanto las «soluciones populistas» de la extrema derecha como los planteamientos de la extrema izquierda. La candidata ha advertido sobre los peligros de que el país vuelva a caer en un «clima en que nuevamente nos empecemos a odiar mutuamente», ya que «uno sabe donde empieza la violencia, pero no sabe donde termina».
En un momento en que las heridas del pasado siguen abiertas, el debate entre Matthei y Jara pone de manifiesto la necesidad de encontrar un equilibrio entre la búsqueda de justicia y la reconciliación nacional. La próxima administración tendrá el desafío de abordar estos temas de manera sensible y constructiva, buscando sanar las divisiones sin renunciar a los principios fundamentales de los derechos humanos.
 
 
 
                                     
