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viernes, octubre 24, 2025

Descubren que el sueño interrumpido aumenta el riesgo de suicidio en adolescentes

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Un estudio reciente de la Universidad de Warwick en el Reino Unido ha revelado un hallazgo sorprendente: los adolescentes que no duermen lo suficiente o tienen un sueño interrumpido durante la semana escolar tienen un mayor riesgo de intentar suicidarse.

La investigación, publicada en Sleep Advances, analizó datos de más de 8.500 jóvenes y determinó que los menores que tuvieron al menos un intento de suicidio a los 17 años tenían más probabilidades de haber dormido menos o tener sueño interrumpido a los 14 años.

Un vínculo significativo

Según Michaela Pawley, del Departamento de Psicología de la Universidad de Warwick, «la adolescencia es un período de desarrollo crucial en el que tienden a surgir tanto problemas de sueño como riesgo de suicidio. Nuestros hallazgos muestran que los adolescentes que experimentan dificultades para mantener y obtener suficiente sueño tienen más probabilidades de informar un intento de suicidio varios años después».

Incluso más sorprendente, los investigadores establecieron que este vínculo entre el mal dormir y los intentos de suicidio permanecía incluso después de tener en cuenta otros factores de riesgo habituales, como el nivel socioeconómico, el historial de autolesiones y problemas de salud mental.

Sueño, un factor de riesgo clave

De hecho, dormir mal o poco era un factor incluso más fuerte que sufrir síntomas depresivos y el riesgo psicosocial. «Dormir mal no es solamente un síntoma de dificultades más amplias, sino un factor de riesgo significativo en sí mismo», explicó Nicole Tang, investigadora principal y directora del Laboratorio de Dolor y Sueño en la Universidad de Warwick.

Habilidades de toma de decisiones, un factor protector

Sin embargo, los investigadores también descubrieron que los adolescentes con mayores habilidades para tomar decisiones racionales parecían estar más protegidos contra el impacto del mal dormir. No obstante, este efecto protector disminuía si los episodios de sueño interrumpido aumentaban.

Implicaciones para la prevención del suicidio

Estos hallazgos sugieren que abordar los problemas de sueño podría formar una parte vital de las estrategias de prevención del suicidio. «Necesitamos reconocer que la falta de sueño y la interrupción de este no son quejas triviales: pueden desgastar las defensas e impulsar acciones o comportamientos que tienen consecuencias de vida o muerte. Si podemos identificar y apoyar mejor a los adolescentes que luchan con el sueño, es posible que podamos reducir los intentos de suicidio», concluyó Nicole Tang.

Aunque aún se necesita más investigación, estos hallazgos ayudan a identificar a los adolescentes con mayor riesgo de sufrir ideación suicida y subrayan la importancia de priorizar el cuidado del sueño en los jóvenes.

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