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miércoles, octubre 22, 2025

Cómo Fortalecer un Estado Eficiente y Legítimo: Más Allá de los Mitos sobre el

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Tras años viviendo en Europa, el autor regresa a Chile con una perspectiva comparativa inevitable. Allá, el Estado es omnipresente, burocrático pero también benefactor. Su papel se asume como necesario y se exige que funcione bien. En contraste, en Chile el Estado es constantemente criticado por ser «muy grande» o «capturado», e incluso por estar plagado de «parásitos». Pero, ¿es realmente tan grande el Estado chileno?

No, al menos no en comparación internacional. Con un gasto público rondando el 26% del PIB, una carga tributaria apenas superior al 21%, y un empleo público que representa menos del 13% del total de trabajadores, Chile tiene un Estado pequeño y débilmente redistributivo, muy por debajo del promedio de la OCDE y especialmente lejos de países como Francia o Alemania, donde el Estado benefactor sostiene derechos sociales robustos.

Entonces, ¿cuál es el problema? La clave está en la mala distribución de recursos y la estructura institucional con problemas crónicos de eficiencia. Muchos servicios públicos, especialmente en regiones como el Biobío, están precarizados, mientras que los sueldos políticos en Chile se mantienen entre los más altos del mundo en proporción al ingreso medio nacional. Esta asimetría genera malestar social y erosiona la legitimidad del sistema político.

Más allá del Clientelismo y la Captura Política

A esto se suma una práctica extendida: los comandos de campaña como bolsas de empleo. Personas que colaboran en campañas esperando un cargo si el candidato gana. Municipios, ministerios y servicios públicos son repartidos entre partidos y operadores. Esta lógica clientelar no es una anécdota, es un síntoma estructural.

Desde la sociología política, Max Weber fue claro: el Estado moderno necesita una burocracia racional-legal, con profesionales que apliquen normas generales y no dependan del favor político. El problema en Chile no es tener funcionarios, sino la captura de muchos cargos por confianza política, sin meritocracia ni carrera administrativa.

Por su parte, Norbert Elias nos ayuda a desmontar la idea de que el Estado pueda ser «parasitado» desde fuera. El Estado es una red de interdependencias construida históricamente. No hay un afuera limpio desde donde se lo pueda invadar. Todos estamos implicados, directa o indirectamente: como usuarios, trabajadores, contribuyentes, beneficiarios o críticos.

Hacia un Estado Eficiente y Legítimo

Chile necesita un Estado más eficiente, profesional y transparente. Debe limitar los cargos de confianza política, reducir los sueldos parlamentarios, y reforzar la Alta Dirección Pública. Se necesita fortalecer el rol del Estado en educación, salud, ciencia, vivienda y equidad territorial, especialmente en regiones rezagadas.

No para convertir al Estado en empresa, sino para devolverle legitimidad, foco y capacidad de acción. Un Estado débil y desprestigiado no protege a nadie, solo deja espacio para que los poderosos gobiernen sin contrapesos. El verdadero debate no es si el Estado es grande o parasitado, sino cómo hacer que funcione para todos, y no solo para algunos.

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