En medio de las tensiones geopolíticas, Rusia ha llevado a cabo una serie de ejercicios militares estratégicos en el Ártico, incluyendo la prueba de su temible misil hipersónico Tsirkon. Mientras tanto, Ucrania ha intensificado sus ataques con drones contra refinerías de petróleo rusas, desafiando la capacidad de defensa de Moscú.
Pruebas de Misiles Hipersónicos en el Mar de Barents
Como parte de las maniobras conjuntas «Západ-2025» con Bielorrusia, el ejército ruso realizó prácticas de tiro con los misiles hipersónicos Tsirkon en el mar de Barents. Estos misiles, capaces de alcanzar velocidades de hasta Mach 10 (aproximadamente 3 kilómetros por segundo), son prácticamente indetectables por los sistemas de defensa antiaérea enemigos y tienen un alcance de 1.000 kilómetros.
Ataques de Drones Ucranianos Contra Refinerías Rusas
Mientras tanto, Ucrania ha intensificado sus ataques con drones contra la infraestructura energética rusa. En un incidente reciente, más de 80 drones ucranianos fueron derribados, pero uno de ellos logró impactar y causar un incendio en la refinería de Kirishi, que procesa alrededor del 6,4% del crudo ruso.
Otro ataque similar tuvo lugar contra una de las mayores refinerías de Rusia, ubicada en las afueras de Ufá, causando daños menores. Estos ataques representan un desafío significativo para la capacidad de defensa aérea rusa y ponen en riesgo la seguridad energética del país.
Reacción de la OTAN y Rusia
En respuesta a estas tensiones, la OTAN ha puesto en marcha la nueva iniciativa militar «Centinela Oriental» para reforzar la defensa del flanco oriental de la Alianza. Por su parte, Rusia ha insistido en que sus ejercicios militares son de carácter exclusivamente defensivo y que no tienen intención de atacar a ningún miembro de la OTAN.
Sin embargo, el portavoz presidencial ruso, Dmitri Peskov, ha recordado las palabras del presidente Vladimir Putin: «Rusia nunca ha amenazado a nadie y tampoco amenaza ahora a los países de Europa». Esta declaración, junto con las demostraciones de fuerza en el Ártico y los ataques ucranianos, mantienen la tensión geopolítica en un nivel elevado.
A medida que Rusia y Ucrania continúan su confrontación, la comunidad internacional observa con cautela el desarrollo de estos eventos, temiendo que puedan escalar aún más las tensiones en la región.