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martes, septiembre 30, 2025

Cómo Defender la Democracia Frente a las Nuevas Amenazas Digitales

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Han pasado 52 años desde el Golpe de Estado en Chile, pero sus ecos aún resuenan. No solo en la memoria de las víctimas o en el legado del presidente Salvador Allende, sino también en cada intento de relativizar la dictadura y en las nuevas formas de atentados contra la democracia: redes sociales manipuladas, campañas de odio y estrategias que buscan dividirnos más allá de nuestras diferencias.

La conmemoración de este 11 de septiembre nos recuerda que el «Nunca Más» también se juega en el presente. A más de medio siglo, la pregunta que emerge es inevitable: ¿qué hemos aprendido? Y sobre todo, ¿cómo defendemos hoy nuestra democracia? Porque si algo nos enseña el pasado, es que la democracia nunca está asegurada. Siempre existen fuerzas que buscan relativizar su valor, minimizar el horror de la dictadura o justificar la violencia política como un mal necesario.

Nuevas Amenazas, Viejas Estrategias

Hoy, esas amenazas adoptan nuevas formas. No llegan con tanques ni con fusiles, pero sí con estrategias igualmente corrosivas: campañas digitales coordinadas para sembrar odio, desinformación organizada a través de cuentas falsas, «bots» que manipulan el debate público. Se trata de una guerra invisible que erosiona la confianza ciudadana, banaliza la violencia y distorsiona la conversación democrática.

Lo que antes fue censura y represión, hoy se expresa en algoritmos que intoxican el espacio público y buscan dividirnos. Ante este escenario, la memoria se vuelve más necesaria que nunca. Recordar el 11 de septiembre de 1973 no es solo mirar atrás: es una advertencia sobre los riesgos de volver a caminar al borde del abismo. La memoria debe ser activa, militante, capaz de denunciar cuando el poder se ejerce con desprecio por la democracia, sea a través de discursos que justifican el autoritarismo o de redes digitales que promueven odio y violencia simbólica.

El Legado de Salvador Allende

El legado de Salvador Allende nos da una brújula: su opción irrestricta por la democracia como camino y destino. Allende creyó, incluso en los días más oscuros, que los cambios sociales debían nacer del pluralismo, de los derechos humanos y de la justicia. Esa lección sigue vigente. Y es nuestra tarea, hoy, no permitir que se repitan ni el silencio cómplice de ayer ni las estrategias de manipulación de hoy.

Por eso, a 52 años del Golpe, decimos con claridad: defender la democracia es enfrentar tanto la relativización del pasado como las nuevas formas de atentado contra la convivencia democrática. Porque nunca más significa también impedir que el odio y la mentira capturen el debate público.

Memoria como Compromiso

La memoria no es nostalgia, es compromiso. Y ese compromiso exige estar alertas, denunciar y actuar. Porque si la dictadura nos enseñó que la democracia puede morir bajo las bombas, el presente nos recuerda que también puede morir lentamente, bajo la indiferencia, la mentira y la manipulación.

Hoy más que nunca, afirmamos: nunca más sin democracia, nunca más sin verdad, nunca más sin dignidad.

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