En un sorprendente giro de los acontecimientos, el modelo español Pau Ramis, aficionado al paracaidismo, experimentó una caída que desafió todas las probabilidades. Mientras realizaba un salto desde 5.000 pies de altura (aproximadamente 1.500 metros), su teléfono móvil se desprendió del paracaídas y cayó en picado hacia el suelo.
Contra todo pronóstico, cuando Ramis y su compañero lograron localizar el dispositivo, ¡este se encontraba completamente intacto y en perfecto funcionamiento! En un video compartido en TikTok, el joven paracaidista capturó todo el proceso, desde el momento en que el teléfono se soltó hasta la búsqueda y el sorprendente hallazgo.
La Explicación Física
Ante la incredulidad generalizada de los espectadores, un usuario intervino con conocimientos de física para explicar cómo el teléfono pudo sobrevivir a semejante caída. Según sus cálculos, la velocidad terminal del dispositivo, es decir, la velocidad máxima que alcanza un objeto en caída libre, sería de aproximadamente 17,4 metros por segundo, lo que equivale a una energía de unos 36 julios.
Al caer sobre un terreno blando y con matorrales, la distancia de frenado aumentó, lo que permitió que el impacto se distribuyera de manera uniforme en el teléfono. De acuerdo con los cálculos, la energía recibida por el dispositivo fue de apenas 0,0287 julios por centímetro cuadrado, muy por debajo de los 0,150 julios por centímetro cuadrado necesarios para fracturar el cristal de un iPhone 13 Pro Max.
Una Demostración de Resistencia
Más allá de la explicación científica, este incidente se ha convertido en una demostración de la resistencia inesperada de los teléfonos móviles actuales. Si bien el propio Pau Ramis reconoció que la caída sobre un terreno blando jugó a su favor, este caso ha dejado a muchos usuarios sorprendidos y cuestionando la durabilidad de los dispositivos tecnológicos.
En un mundo donde la fragilidad de los smartphones es una preocupación constante, este incidente sirve como un recordatorio de que, en ocasiones, la tecnología puede sorprendernos con su capacidad de resistencia, incluso en las circunstancias más extremas.
