Cuando la tragedia golpea, a veces lo único que nos queda es la fuerza de nuestra comunidad. Esta es la historia de Mariana Derderián, una actriz que se enfrentó a la pérdida más devastadora que puede sufrir una madre: la muerte de su hijo.
En mayo de 2024, un voraz incendio destruyó el hogar de Mariana y su familia, cobrándose la vida de su hijo Pedro, de 8 años. En una emotiva entrevista para el programa Only Friends, la actriz abrió su corazón para compartir los duros detalles de este período.
De la Urgencia a la Reconstrucción
Tras el incendio, Mariana se encontró literalmente con lo puesto. Tuvo que arrendar un departamento de emergencia para ella y su hija Leticia, enfrentándose a la abrumadora tarea de empezar de nuevo. Pero en medio de la oscuridad, la luz llegó a través del apoyo incondicional de su entorno.
«De repente empezaban a llegar camiones con cosas. Ya había camas, que fue lo primero que llegó. Después fue como: ‘Viene una alfombra, un sillón, el comedor, un servilletero’. Nada de eso lo pedí yo. Una red tremenda me armó un hogar, que es donde vivo hoy».
Familiares, amigos y hasta desconocidos del mundo de la televisión se unieron para ayudar a Mariana a reconstruir su vida. Poco a poco, su nuevo hogar fue tomando forma, convirtiéndose en un refugio en medio del dolor.
Lagunas en la Memoria, Pero Gratitud en el Corazón
Mariana reconoció que los primeros meses tras la tragedia fueron confusos y dolorosos, con muchos recuerdos borrados por el trauma. «Durante las primeras semanas no recuerdo todo lo que sucedió. Tengo tantas lagunas», confesó.
Sin embargo, a pesar del sufrimiento que aún la acompaña, la actriz se mostró profundamente agradecida por el cariño y la ayuda que recibió en ese momento tan difícil. «Soy muy afortunada. Hay mucha gente del mundo de la televisión que estuvo ahí. No podría nombrarlos a todos, porque fueron muchos y estuvieron increíbles».
La historia de Mariana Derderián es un recordatorio de que, incluso en los momentos más oscuros, la solidaridad y el apoyo de la comunidad pueden ser un faro de esperanza. Su resiliencia y gratitud son un ejemplo de cómo enfrentar la adversidad con fortaleza y dignidad.
