En un momento crucial del proceso electoral, la comunicación política en redes sociales se ha centrado obsesivamente en interpretar posiciones en las encuestas, dejando de lado las propuestas concretas sobre seguridad, salud o educación. Este hallazgo de un reciente estudio revela un problema fundamental: no es la existencia de sondeos lo que distorsiona el debate democrático, sino el análisis superficial y la comunicación que se construye a partir de ellos.
Las encuestas son herramientas fundamentales para la investigación social, ya que permiten comprender transformaciones sociales, evaluar políticas públicas y dar voz a las preferencias de la ciudadanía. Sin embargo, el problema surge cuando los agentes políticos se limitan a comentar posiciones relativas entre candidatos, transformando datos complejos en simplificaciones momentáneas.
Nuestro análisis confirma empíricamente esta observación: las menciones a métricas, las referencias mutuas entre candidatos y sus posicionamientos en sondeos superaron significativamente a cualquier otra categoría temática en la comunicación política en redes sociales. Esta dinámica genera un círculo vicioso, donde los candidatos y sus públicos comentan las encuestas, las redes viralizan la polémica, y nuevas encuestas miden el impacto de la controversia anterior.
El peligro de la autorreferencia política
El resultado de esta situación es una comunicación política completamente autorreferencial. Mientras las discusiones en torno a los actores políticos hablan entre ellos sobre rankings y posiciones, los problemas del país —seguridad, listas de espera, pensiones, educación— desaparecen del debate.
Las encuestas revelan qué políticas prefieren los ciudadanos o qué problemas priorizan, pero ese potencial se desperdicia cuando solo importa quién va ganando. Incluso la llegada de plataformas de apuestas en línea que «miden» las elecciones ha contribuido a amplificar esta dinámica especulativa, replicando fluctuaciones semanales como si fueran indicadores válidos del sentimiento electoral.
Recuperar el enfoque en las propuestas
Las encuestas no solo miden, sino que también moldean comportamientos. Los votantes ajustan sus decisiones según lo que perciben como tendencias dominantes, y los políticos diseñan estrategias basadas en oscilaciones semanales antes que en diagnósticos profundos. Esto ha llevado a que la ciudadanía vea postergada la discusión sobre políticas públicas que podrían mejorar su calidad de vida.
Se espera que con la presentación de los programas de las candidaturas presidenciales, esta situación pueda cambiar. Ello al menos indicaría que la política aún puede escapar a su autorreferencia y preocuparse de lo que realmente importa para el país.